“Nos prohíben depositar heces en los basureros, solo nos permiten usar tenedores para residuos orgánicos, pero no están instalados en los parques; nos prohíben soltarlas en áreas verdes después de las ocho de la tarde o llevarlas a la playa “, dice Samuel.
Se sienten perseguidos. “La policía está utilizando un dron para multar a los propietarios que dejen sueltos a sus perros en estas circunstancias”, afirma Samuel, “pero sólo hay cinco parques para perros habilitados en toda la ciudad”.
Juan Barros, propietario de la clínica Arca Veterinaria, también coincide con esta queja de falta de espacios: “los perros tienen que jugar, socializar, para evitar problemas de conducta, pero en A Coruña hay pocas zonas caninas y las que hay son pequeñas; Lo único que pedimos es que en los parques se establezcan horarios que faciliten la convivencia, que se permita a los animales correr y disfrutar de los espacios al aire libre, ya sean parques o playas, a primera o última hora del día, cuando no hay niños ni personas que puede que le moleste.”
“La ordenanza no persigue el bienestar animal”
“Es una ordenanza supervisora, no persigue el bienestar animal, sino que se basa en prohibiciones y amplía el volumen de sanciones”, afirma Mónica Cubelo. Ha ido más allá, y tras presentar alegaciones a esta ordenanza ha conseguido tener voz en el próximo pleno.
Será este jueves y tendrás 3 minutos para “solicitar la redacción de una ordenanza de bienestar animal que facilite su cumplimiento, se adapte a la legislación, a la realidad de las necesidades de las familias que conviven con más de 30.000 perros y casi 4.000 gatos registrados en la ciudad, lo que facilita la convivencia armoniosa y no obliga a elegir entre cumplimiento y bienestar animal”, explica. También le sorprende, dice, que A Coruña fuera declarada ciudad “pet-friendly” en 2020 cuando “es más fácil llevar un perro a un centro comercial o a un restaurante que a un espacio natural de la ciudad”.
Entre sus demandas piden que se habiliten áreas de recreación en todos los barrios; acceso a cualquier arenal sin correa de 19.00 a 12.00 horas en invierno y de 22.00 a 22.00 horas en verano; el acceso de mascotas, atadas y amordazadas, al transporte público; y mayor control sobre la recolección y limpieza de excrementos animales en la ciudad.