Una empresa social de Sevilla da trabajo a personas con problemas de salud mental: “Este empleo me salvó”


Cada vez se deje más de un engendro que afecta a todos, tras muchos primaveras silenciada. Se proxenetismo de la vitalidad mental. Se calcula que una de cada cuatro personas la sufre, y entre el 35 y 50 por ciento no recibe ningún tratamiento o no es adecuado. Y un nota que además es preocupante y complica la situación: ocho de cada diez españoles con problemas de vitalidad mental no tienen empleo.

Para ellos resulta trascendental tener una rutina diaria y sentirse bártulos, como lo proporciona la el trabajo. UNEI es una empresa que se encarga de buscarles una opción sindical. Tiene 1.600 personas en plantilla, de las cuales la fracción tienen alguna enfermedad mental. “Aquí hay de todo, desde personas que han tenido un trabajo y lo han tenido que interrumpir por un destrucción en su vitalidad mental, o los que nunca han tenido un empleo por los mismos problemas”, afirma Inma Ponce, la directora de logística y marketing de esta empresa social situada en Sevilla.

UNEI, para todas estas personas, “es además un puente para avance profesional, amoldamiento al puesto y tenemos colaboración con los servicios de vitalidad mental, con personal de apoyo”, argumenta Ponce. “Es un tema de autoestima, y logra revertir la imagen que se tiene de las personas aquejadas por vitalidad mental, y es que la sociedad necesita ejemplos como los que damos, con superación, pero además eficiencia y demostrar al mundo que todas estas personas son tan capaces como cualquiera”, explica.

Una oportunidad en sondeo del autoestima

La experiencia de los que trabajan en UNEI, y con su vitalidad mental afectada, es muy positiva. Eva Herrera tiene 52 primaveras y es sevillana, y es ansiodepresiva, por lo que recibe un tratamiento desde hace cinco primaveras. Anteriormente, afirma, ha trabajado como administrativa y comercial, entre otros empleos. “He sido una fisgón”, dice. En uno de esos trabajos, un director “trataba mal a las personas con problemas mentales”, denuncia.

Pero fue en 2011 cuando tomó conciencia de lo que le ocurría: “Me ahogaba, tenía peleas conmigo misma, sentía incertidumbre, pero fui capaz de pedir ayuda, que es el paso más importante, y me puse en tratamiento”. Ahora que ha conocido el banda anfibológico de la mente, entiende por lo que pasó su causa antaño que ella: “Me enfadaba inconscientemente con ella”, recuerda. Ahora lleva en esta empresa desde hace un año como gestora de rutas para la teleasistencia a personas mayores. “Me siento motivada, ilusionada, en un dominio sin presión, se costal adecuadamente el trabajo y hay mucho cariño en torno a”, expone Herrera. “Llegué echa un trapo y me salvó este empleo”, sentencia.

Fernando Benavides tiene 52 primaveras y antaño de UNEI era vigilante de seguridad, durante 17 primaveras, inspeccionando maletas en el aeropuerto de Sevilla. “Tuve una depresión y me dieron incapacidad permanente total, con cuatro primaveras muy malos”, reconoce. “Estaba en casa, no quería salir ni relacionarme con nadie, dejé al beneficio a la tribu y sentía un runrún con pensamientos muy negativos; y no es la primera vez que me ha ocurrido”, recuerda.

Frente a esa fuerza, pidió ayuda psicológica. Su presentación a UNEI le ha cambiado la vida: “Con 50 primaveras es muy complicado encontrar trabajo, y yo no tenía más formación, con lo que todo son trabas, y esto es una salvación; el trabajo te da la sensación de sentirte útil”, explica. Ahora configura los equipos de la red de emergencias de Andalucía como Infoca, 061 ó 112, entre otras. Hoy en día sigue con su psicoterapia.

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