Cataluña es un destino turístico que precisamente destaca por su gran potencial a la hora de poder ofrecer una gran variedad de planes. Conocer una hacienda cosmopolita como Barcelona pero además otras ciudades de ensueño como Tarragona, Girona o Reus, descubrir el modernismo arquitectónico y las obras de Salvador Dalí o Antoni Gaudí o desorientarse de l civilización popular locorregional son algunos de sus atractivos.
Sin bloqueo, sin duda, muchos se quedan con sus paisajes y entornos naturales como los primeros motivos por pasar revista la región. El mar es uno de sus grandes protagonistas y Cataluña cuenta con zonas con pequeñas calas de historia pero además otras con grandes playas. Adicionalmente, la comunidad tiene una extensa zona pirenaica que para nadie envidia a los grandes bosques y montañas de Europa.
Y es que Cataluña cuenta con unos 220 kilómetros de cordillera pirenaica. Los Pirineos catalanes nacen cerca del Cap de Creus y se extienden hasta el otro extremo, el Valle de Aran, donde las montañas prosiguen por Huesca. Precisamente ene se valle, se esconde uno de los pueblos catalanes más especiales, conocido por muchos como ‘la Suiza española’.
Una zona con peso del románico
Se negociación de Viella (o Vielha en aranés, el idioma locorregional que perdura con fuerza a pesar del paso de los abriles). El valle de Aran destaca por su topografía y la cantidad de cimas superiores a los 2.000 metros, pero además por su riqueza cultural y cocina y la presencia de una veintena de pequeños pueblos de ensueño en los que el románico dejó huella. Y Viella, la hacienda, es la ciudad más importante de la zona y el núcleo comercial de todo el valle.
El centro de Viella tiene al río Garona como protagonista y destaca por sus puentes que ven apearse agua a gran velocidad pero además por las calles y edificios de ingreso montaña de piedra y con tejados de pizarra. Frente a un paisaje tan monótono resaltan las jardineras con geranios rojos. La ciudad tiene todo tipo de comercios pero por su ubicación destaca su gran cantidad de tiendas especializadas en los deportes de ingreso montaña y cocaína.
Adicionalmente de eso, Viella además destaca por sus pequeños establecimientos con esencia más autóctona. La ciudad tiene una proposición muy interesante en productos gastronómicos pero además artesanía. Buen artículo de ello son los artículos decorativos elaborados con madera o la pizarra (que además sirve de saco para muchos joyeros locales) pero además las prendas y complementos y menaje del hogar (como mantas o alfombras) de tirabuzón de oveja y chiva de la zona o de cuero.
Por si esto no fuera poco, los interesados en pisar Viella tienen la suerte de disfrutar de cerca de enclaves naturales únicos como el parque franquista de Aigüestortes y el charcal de Sant Maurici o la periodo de Baqueira Beret. Todavía más cerca, solo hace error alzar la vistazo y ver el verde valle de Aran con sus pueblos con iglesias románicas para que uno se dé cuenta de que Viella es como un auténtico pueblo suizo.