El primer paso es el seguimiento. Busca en todas las plataformas de Internet, llama a amigos e incluso acude a agencias inmobiliarias en busca de un piso interesante. Y esto ya es bastante complicado. Vemos precios exorbitantes que no se correspondan con el estado de la vivienda. En el centro de Madrid es imposible bajar de los 600 euros por persona en un apartamento de dos habitaciones. Y si nos alejamos un poco, una situación muy parecida. La única opción es dimitir.
Seguimos con el proceso y seleccionamos algunos anuncios interesantes. Empezamos a leer las condiciones y empiezan a llegar más sorpresas. nos preguntan “solvencia económica”, contratos indefinidos o nóminas bastante generosas. Unos requisitos muy complicados para una persona que acaba de iniciarse en el mundo laboral.
En la búsqueda por internet lo que más hemos encontrado ha sido el pago de “el mes de agencia más impuestos”. Nos piden que paguemos mes inmobiliarioeso no se puede cobrar al inquilino. Está incluido en la nueva ley de vivienda, pero muy pocos propietarios la cumplen. Además, muchos inquilinos no lo saben y son engañados para que lo paguen.
Después de decenas de llamadas, logramos concertar algunas citas en diferentes puntos de la capital. Durante varios días visitamos los apartamentos, hablamos con los propietarios o intermediarios, pero todo es en vano. La mayoría de las casas requieren pagos extras inasumibles o la calidad de la casa simplemente no se corresponde con la de las fotos.
El problema más común es la cantidad de demanda que hay para el poca oferta que existe. Hay una larga lista de espera para ver las casas y cuando decidimos mantenerla nos dicen que tienen que hacer “un estudio de todas las candidatas”. Valoran qué inquilino tiene mejores condiciones laborales, más solvencia económica y el perfil personal de cada uno de ellos. Un tipo de casting muy difícil de superar.
Lo hemos comprobado y cuando parece que llega un poco de suerte y encontramos un piso que se adapta a nuestras necesidades, el propietario nos dice que ha elegido otro inquilino. No somos elegidos, así que tenemos que volver al primer paso. Para rastrear las páginas y buscar un lugar donde vivir. Una realidad que viven muchos jóvenes en nuestro país, atravesando un viacrucis eterno para encontrar una casa en alquiler.