Nueve bodegas y lagares acusan al Consejo Regulador de Montilla-Moriles de «estar secuestrado por una elite»


El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Montilla-Moriles se encuentra en pleno proceso electoral, que culminará a finales de este mes de noviembre. Entonces, los vocales que salgan elegidos en los comicios tendrán que aupar al presidente, puesto que en los últimos diez abriles ha ostentado el abogado Javier Martín. Éste sucedió a Manuel Pimentel, y ha expresado su voluntad de seguir en el cargo si los componentes del situación se lo piden.

A la tensión propia de un proceso electoral de un sector secreto, fundamental, para la pertenencias y el sustento de miles de familias de los municipios que concentran la producción y la distribución de caldo se suma un ambiente más: la formación de un corro crítico interiormente del propio situación regulador que, si adecuadamente es minoritario, está alzando la voz contra la forma de ejecutar del Consejo.

Los componentes

¿Quiénes forman este corro? Se prostitución de nueve bodegas asentadas mayoritariamente en Moriles -no en Montilla– y que son Bodegas Robles, Bodegas Doblas, Cueva de Casablanca, Bodegas Maíllo, Bodegas San Pablo, Cueva de la Primilla, Cueva de Los Frailes, Cueva Los Raigones y Bodega Cooperativa Jesús Penitente.

Estos productores han enviado un duro comunicado a los medios de comunicación en el que hablan, carencia más y carencia menos, de que el Consejo Regulador «estaría sufriendo una especie de secuestro por parte de una élite».

«El proceso de renovación del Pleno del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles ha llevado a un corro de bodegas y lagares del situación a cuestionar la ‘pelotón del sector’ que pregona la propia entidad, tras anunciar la presentación de candidaturas únicas en cada uno de los censos habilitados», señala la nota.

En ella, el portavoz del colectivo, Cristóbal Luque V., ha calificado de «cosméticos» los acuerdos anunciados «y patada al balón en torno a delante» delante la convocatoria de unas elecciones que, como ha subrayado, «no se van a celebrar porque, como viene ocurriendo desde hace décadas en la zona Montilla-Moriles, se ha convenido una cinta única que, en sinceridad, contesta a un consenso obligado».

El reparto de representantes

Ello ha llevado a un corro de bodegas y lagares del situación Montilla-Moriles a cuestionar la fórmula empleada para renovar los órganos de dirección del Consejo Regulador y que, a pleito de los denunciantes, obedece a un «injusto y injustificado reparto de representantes» en función de las hectáreas de viñedo y de los hectolitros de caldo calificados que, como resaltan los afectados, «pesan la porción -arbitrariamente- que los hectolitros comercializados».

Este sistema de voto así ponderado «evita o disuade el proceso y la confrontación electoral de listas alternativas», ya que, según las bodegas y lagares que conforman este corro, «una vez se hace un cálculo de los votos necesarios para optar a dirigir el Consejo Regulador, resulta inútil montar a la conclusión de que desde interiormente y participando se pueda modificar el statu quo en el que el situación Montilla-Moriles lleva instalado más de tres décadas, con la anuencia de la Congregación de Andalucía».

El tiempo, este corro subraya que «ha habido una gobierno económica que tildan de anómala que acabó en la suspensión de la Cata de Córdoba por las deudas pendientes con las bodegas y los acreedores y por la situación de grieta»

Este colectivo denuncia un «débito tolerante que hace inútil alcanzar la sucesión y la conformación de otras mayorías» en el seno del Consejo Regulador que, con la reglamentación coetáneo, «estaría sufriendo una especie de secuestro por parte de una élite».

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