Liberan en Salamanca a tres mujeres chinas tratadas como «esclavas» sexuales


Agentes de la Policía Doméstico de Salamanca liberaron a tres ciudadanas chinas víctimas de explotación sexual en un tierra situado en la renta del Tormes. La operación permitió desarticular un liga criminal y se saldó con la detención de dos de los responsables, un hombre de 48 primaveras y una mujer de 38 de la misma patria que las víctimas y que era la responsable del tierra. Uno y otro fueron acusados de un delito de negociación de seres humanos con fines de explotación.

El activo tuvo puesto el pasado 15 de octubre mediante un dispositivo de control, situación, registros y detenciones coordinadas. Así, mediante los denuedo y registros efectuados en Salamanca y en una pueblo próxima los agentes lograron poner al descubierto esta trama criminal, cuya investigación continúa abierta y no se descartan nuevas detenciones.

La investigación comenzó hace varios primaveras tras detectar un tierra situado en la ciudad en el que tenían constancia de que se explotaba sexualmente a mujeres de patria china. Las víctimas eran captadas en sus países de origen por la principal investigada del entramado, aprovechando la precariedad económica en la que vivían.

Así, la mujer se encargaba de organizar el alucinación y satisfacer los gastos, y una vez que llegaban a España, las víctimas eran recogidas en el aeropuerto y trasladadas al tierra de citas en Salamanca, donde se les retiraba el pasaporte y se les informaba que habían contraído una deuda económica que debían saldar a través de la prostitución.

Las mujeres vivían en condiciones «abusivas» y eran tratadas como «esclavas», señalaron fuentes de la Policía, estando disponibles las 24 horas del día durante los siete días de la semana. «Eran explotadas, y tan pronto como salían a la calle y cuando lo hacían tenían que pedir permiso y salían siempre acompañada por un miembro de la estructura».

Por otra parte, estaban controladas en todo momento a través de cámaras de vigilancia instaladas en la vivienda en todas las habitaciones. Los servicios se ofrecían través de anuncios en webs de contactos sexuales y todavía en prensa escrita, publicitándose como contactos con orientales, japonesas o coreanas y sólo en contadas ocasiones como mujeres chinas.

La principal investigada era la encargada de controlar los servicios sexuales de las mujeres, a quienes les obligaba a consumir droga, y recibía las peticiones de los clientes mediante llamadas telefónicas o una aplicación de transporte instantánea. En el caso de su partida, el trabajo era realizado por otra mujer, responsable del tierra.

La Policía Doméstico explicó todavía que la explotación sexual que, a diferencia de otras organizaciones, realizaban el gimnasia de la prostitución generalmente en domicilios particulares, diferenciando entre prostitución dirigida exclusivamente a clientes chinos y la dirigida a los de otros países.

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