Íñigo Errejón reconoció a la vicepresidenta Yolanda Díaz que lo que se decía en las denuncias en Instagram son ciertas. Pero en su comunicado, donde dimite, no confiesa deber cometido delito alguno. Ni pide perdón. Psicólogos expertos en adicciones y problemas en el comportamiento sexual, como Esteban Cañamares o Cristina Vizuete, de la asociación de adictos al sexo ‘Dale una reverso’, aseguran que “las personas con rasgos psicopáticos no piden perdón porque se sienten con el derecho de utilizar a los demás”. “El psicópata búsqueda poder y no al revés”, añaden, y esto podría tener vinculaciones con la carta, que ahora que se conocen los hechos puede tener diferentes lecturas.
En el comunicado del pasado jueves 24, el hasta entonces portavoz de Sumar en el Congreso de los Diputados venablo balones fuera y achaca sus problemas mentales a la política: “El ritmo y el modo de vida en la primera linde política, durante una decenio, ha desgastado mi sanidad física, a mi sanidad mental y a mi estructura afectiva y emocional”. “Esto genera una subjetividad tóxica que en el caso de los hombres el patriarcado multiplica, con compañeros y compañeras de trabajo, con compañeros y compañeras de estructura, con relaciones afectivas e incluso con uno mismo”, señalaba en su texto.
Por otra parte, Errejón admitía que está bajo tratamiento psicológico: “Llevo tiempo trabajando en un proceso personal y de compañía psicológico“. Y ha trascendido que ese tratamiento podría estar relacionado con las adicciones al sexo y las drogas, pero estas adicciones no tendrían por qué implicar un comportamiento como para maltratar a mujeres, y la mayoría de las personas con anexión al sexo tienen claros los límites.
Dice Errejón que ha llegado al coto de la contradicción entre personaje: “Yo, tras un ciclo político intenso y acelerado, he llegado al coto de la contradicción entre el personaje y la persona. Entre una forma de vida neoliberal y ser portavoz de una formación que defiende un mundo nuevo, más acoplado y humano”.
Y podríamos, según los psicólogos, encontrarnos a personas que intentan alegar sus acciones defendiendo en notorio a las mujeres, como es el caso de Errejón, pero luego en privado la persona, que abusa de los demás arrastra un caparazón de superioridad, pero en el fondo se siente muy pequeño.
Por el momento, solo una de las denuncias se ha judicializado. Si posteriormente de la investigación el sentenciador considera que lleva a prudencia verbal al exdiputado, la defensa de Íñigo Errejón y quizás asimismo las acusaciones necesitarán un peritaje, un forense psiquiátrico para que valore si este problema mental podría servir de atenuante o no.
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