el frutero, la honestidad.
rodando en la mesa.
(Un don encarnado ilumina
internamente el permanencia)
Y soy yo,
bisbiseando a los licores,
repartiendo calma a las frutas,
quien aleja voraces dientes
de este día… mínimo
se precipita al fin del inclinación,
mínimo decrépito de las sillas
de enea.
Sentaos en la luz, les digo
a los fantasmas.
Chispa de sol
La culebra en el matorral
despertando a los escondidos.
No atiende a lágrimas del mármol
o si cuelgan de algunas ramas
muertos invisibles. Sisea,
rumorea detrás del ibis
que grita, noble, asombrándose
de encontrarse zanquilargo en el agua.
Ahora
toca proceder posteriormente de todo.
La culebra
se desliza entre la aflicción,
entre las esmeraldas.