Dan certificación de acontecimientos de otros tiempos y realzan la belleza de monumentos y paisajes. Siquiera pasan por suspensión esos otros rincones más modestos, el día a día en el campo, los mercados o la vida cotidiana en pueblos y ciudades con sus protagonistas anónimos. Los Archivos Históricos Provinciales se asocian a legajos y documentos escritos, pero a menudo preservan la memoria en forma de imágenes. Allá de sujetarse a custodiar esas fotografías más ‘administrativas’, entre sus fondos se encuentran colecciones de indudable valencia hermoso, por otra parte de testimonial. Los centros, gestionados por la Reunión de Castilla y Arrogante desde 1986, conservan repertorios fotográficos tan ricos como sorprendentes, aceptablemente sea en depósito como donaciones o cesiones.
El Archivo Histórico de Palencia cuenta entre sus fondos con los de Álvaro de Castro (padre e hijo) y Tonino. Álvaro de Castro Cea (con exposición permanente en el antiguo Hospital de la Clemencia de Ampudia) regentaba una cantina y tienda de ultramarinos en la pueblo palentina y amplió el negocio con tres decorados por los que en su momento pasarían todos los vecinos para hacerse la foto del DNI o el compendio de grupo, pero todavía otras más artísticas, cuenta la fotógrafa del archivo, Inmaculada San José Molesto. A las 2.000 placas de vidrio y celuloide del iniciador de la dinastía, fechadas entre la primera decenio del siglo XX y 1945, se suman 10.000 del continuador, Álvaro de Castro del Bosque. El hijo, que empieza ya a salir a la calle, «cubre todo lo que no había cubierto el padre: las fiestas, paisaje, paisanaje, vida, costumbres, la ‘BBC’ (bodas, bautizos y comuniones), los quintos, las procesiones…», hasta finales de los setenta.
El de Tonino (Antonino Hernández Romojaro) muestra un conjunto radicalmente diferente, integrado por imaginativas fotografías de estudio, pertenecientes a una colección de 100.000 negativos, de los que 30.000 ya han sido digitalizados. El autor había llegado muy zagal a Palencia, desde Toledo, para trabajar en la Industria de Armas, de cuyo fotógrafo aprendió el oficio. Terminó abriendo estudio, donde aplicó técnicas de iluminación y composición intuidas en el cine, al que era un gran amateur, relata Inmaculada San José. «Era más saldo que otros, los jóvenes, chicos y chicas, van a tener lugar la tarde donde Tonino, a pasárselo aceptablemente. No son las típicas fotos de retrato, sino de cuadrillas. A las mujeres les hace unas fotografías como si fueran artistas de Hollywood».
El Archivo Histórico de Palencia, que ha desarrollado el esquema ‘Tus fotografías todavía son historia’ para recuperar los fondos de los fotógrafos de la ciudad y la provincia y colecciones familiares, alberga otros fondos, como el de los hermanos Alonso o el de Fernando Bellver Acevedo, corresponsal de Televisión Española que tuvo tienda en la ciudad y del que se prepara una exposición que constituirá una crónica palentina de entre los primaveras sesenta y ochenta del siglo pasado.
El Archivo de Salamanca se nutre en lo fotográfico de imágenes más oficiales, generalmente de autor desconocido, con fondos como el de la Sección Femenina, Frente de Juventudes, Instituto Franquista de la Vivienda y Gobierno Civil, «hechas con fines administrativos», precisa su directora, Cristina Vicente López. La obra de fotógrafos reconocidos de la ciudad se conservan en la Filmoteca de Castilla y Arrogante. No obstante, actualmente se ultima la cesión de derechos de una colección singular del fotógrafo holandés Flip Franssen, que «viajó a Salamanca para hacer un curso de castellano en 1988 y fotografió la ciudad y los alrededores». Fue el autor quien, recientemente, se puso en contacto con la Reunión de Castilla y Arrogante con la intención de exponerlas y se planteó ceder los derechos de las imágenes.
La observación de Franssen no se deja embelesar por lo monumental, sino que se traslada a la periferia, al ciudadela chino o al de San Vicente o se detienen en el «día a día, en el mercado…». Son 106 imágenes que «tienen mucho interés», asegura la responsable del Archivo; medio centenar de ellas se expusieron en el centro entre abril y agosto de este año. Otra selección de fotos, las del ciudadela de Pizarrales del Instituto Franquista de la Vivienda, se exhibe en la segunda planta de su sede.
En el Archivo Histórico de Soria se custodian fondos fotográficos que cubren desde la penúltima decenio del siglo XIX hasta finales del XX: 52.000 imágenes inventariadas en la presente, señala la fotógrafa-microfilmadora del centro, María López Morales. Entre los autores de los primeros tiempos destacan Agapito Casado, que llegó desde Burgos y mantuvo estudio entre 1887 y 1896, en el que continuaron tras su crimen su viuda y su hijo (este hasta 1936); Aurelio Rioja de Pablo, que ejerció todavía en Proyectil y Madrid y trabajó en Soria entre 1908 y 1949, y los autores del Archivo Carrascosa, el primero que llegó al centro ventilado por la Consejería de Civilización. En este extremo estudio, «que en realidad era una botica», trabajaron Teodoro Ramírez (1888-1902), Tiburcio Crespo (1918-1950) y Salvador Álvarez y Amador Carrascosa, entre los primaveras cincuenta y sesenta.
La fotografía monumental ocupa un extensión destacado en este fondo, ya que el laboratorio Carrascosa recibió el encargo de la Comisión de Monumentos de plasmar en imágenes el patrimonio de la provincia. Entre 1945 y 1975 la verdad soriana contó con un testificador de excepción, Salvador Vives, como lo fue todavía el fotógrafo de la Diputación Manuel Lafuente Caloto, cuyo trabajo cubre la segunda medio del siglo XX. El centro soriano expone estos días en su sede ‘1948. Atauta a través del cristal’, reportaje veraniego de un médico barcelonés amateur a la fotografía, Lluis Carrasco i Formiguera, realizado en la pueblo soriana a la que alude el título, de donde procedía una empleada suya.
El primer Archivo Histórico Provincial creado en Castilla y Arrogante (en 1931), el de Ávila, tiene entre sus fortalezas fotográficas el fondo de Foto Estudio Mimosa, instalado en la ciudad a mediados del siglo pasado y especializado en la instantánea de pasillo, o los archivos de Cielo Guerras, Jesús Fernandez de Andrés, Rufino García Muñoz y Rufino González Díaz. A través de ellos se reflejan distintas etapas de la vida en la ciudad y la provincia. Del farmacéutico Jesús Fernández Andrés se custodia la donación realizada por su nieto de 63 placas de cristal estereoscópicas, «sobre todo de Velayos, su pueblo, y de sus viajes», detalla la fotógrafa del centro, Reyes López Ínclito; de Cielo Guerras, un portafolio de calles de Ávila en los primaveras vigésimo y placas de cristal con imágenes de otros lugares a los que le llevaba su profesión de marcial; de Rufino García Muñoz, paisajes, paisanaje y monumentos de entre los primaveras 1904 y 1911, y de Rufino González Díaz, de Madrigal de las Altas Torres, un fondo de fotos familiares de los sesenta y los setenta.
Todos estos contenidos, anejo a los de los otros cinco centros de la Comunidad, tendrán próximamente una útil de ataque y difusión compartida. «Desde el Archivo Caudillo, los Archivos Provinciales y la Filmoteca llevamos tiempo trabajando en una página web donde los usuarios puedan consultar las descripciones no solo de los fondos fotográficos, sino de todos los fondos documentales de los centros, y desde donde compartir imágenes que no tengan derechos de propiedad intelectual o que los hayan cedido», señala la jefa del Servicio de Archivos y directora del Archivo Caudillo de Castilla y Arrogante, Aitana Alba Barba. Antiguamente es necesario afrontar toda la descripción previa y esto «implica casi una investigación histórica» todavía en el campo de la fotografía, que «históricamente se ha estudiado poco y ahora se le está dando el valencia que se le debe dar».