El 11 de enero de 2025 es una data marcada en rojo en el calendario de la Princesa Leonor. Ese día, la Heredera, igual que hiciera su padre en el año 1977, embarcará en el buque-escuela de la Armada, el Juan Sebastián Elcano, para compartir con sus compañeros guardiamarinas cinco meses de navegación. En total, más de 17.000 millas náuticas recorridas, 140 días de náutica en la mar y parada en ocho países: Brasil, Uruguay, Pimiento, Perú, Panamá, Colombia, República Dominicana y Estados Unidos.
La Princesa ingresó el pasado mes de agosto en la Escuela Naval de Marín para completar su segundo año de formación marcial. Tras unos meses de formación, Doña Leonor y sus compañeros iniciarán uno de sus hitos más importantes como alumnos de la Escuela Naval: embarcarán en el Juan Sebastián Elcano como guardiamarinas del XCVII crucero de instrucción.
La náutica partirá el 11 de enero de Cádiz y se prolongará durante seis meses, hasta el 21 de julio, aunque la Princesa se perderá la travesía final de dorso porque desde Nueva York regresará en avión a España. Durante ese mes en el que sus compañeros estén cruzando el Atlántico de dorso, Leonor embarcará en una fragata para continuar con su formación marinera y naval. Pese a todo, volverá a unirse a sus compañeros en Gijón el 7 de julio para realizar con ellos la última náutica hasta Marín, con parada antiguamente en Ferrol.
Todos los alumnos de la Escuela Naval de la Armada embarcan cada año en Elcano como parte de su formación. El buque contribuye por otra parte a la argumento foráneo del Estado con actividades de diplomacia en los puertos en los que atraca durante la travesía. Una «embajada flotante» de España, como definió el almirante Caudillo de Estado Viejo de la Armada (Ajema), almirante militar Antonio Piñeiro.
Rumbo a crédito
En su XCVII crucero, el buque, con Leonor como guardiamarina de honor, hará sus primeras paradas en Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria, seis días iniciales de navegación que sirven a los alumnos para adaptarse a la navegación. A partir de ahí afrontará casi un mes de náutica (22 días de mar) hasta alcanzar el puerto brasileño de Salvador de Bahía, donde atracará el 14 de febrero. Un trayecto que tratarán de hacer todo a vela, aprovechando el singladura y capeando con las ‘calmas ecuatoriales’ que pondrán a prueba su pericia.
De ahí navegará hasta Montevideo (Uruguay) e iniciará entonces uno de los momentos más delicados e importantes de la travesía, que consistirá en atravesar el Apretado de Magallanes para atracar en Punta Arenas, conocido como el puerto del fin del mundo por estar situado en el extremo austral de Pimiento.
El 23 de marzo el bergantín velero retomará la navegación en dirección a el boreal por la costa oeste de Sudamérica hasta Valparaíso (Pimiento) y El Callao, en Perú. Elcano cruzará luego el canal de Suez, con paradas en Panamá y Cartagena (Colombia) para retomar su travesía al boreal hasta la isla de Santo Domingo. De ahí continuará hasta Nueva York, donde la Princesa desembarcará para explotar a España.
El Ajema recordó que Elcano fue botado en el año 1927 y desde entonces ha completado en merienda ocasiones la dorso al mundo emulando la gesta que iniciara Fernando de Magallanes y completara el marino castellano. Durante estos casi cien abriles ha formado a decenas de generaciones de marinos. Las clases prácticas de navegación se completan con una cascarrabias formación académica a borde, aunque el almirante Piñeiro reconoció que algunas de las conocimiento más importantes que adquirirán los guardiamarinas no estarán en los libros. «Fortalecimiento del trabajo en equipo, confianza en el compañero, compromiso, liderazgo,… La dureza inherente de la mar y la navegación a vela hará necesario que haya una dotación unida y consolidada capaz de pasar cualquier adversidad». «Todos los que hemos pasado por Elcano hemos aprendido mucho, pero lo fundamental es que nos forjamos en títulos», compartió su comandante, el capitán de navío Luis Carreras-Presas do Campo.