El perfil del adicto al juego ha cambiado. Ahora es una persona mucho más joven que antes -la edad media ha pasado a ser 32 años-, aunque hay quien acude a asociaciones reclamando ayuda “a los 18 o 20 años”. También son personas “cultas”, procedentes de familias perfectamente “estructuradas”, que, precisamente, son las encargadas de dar la alarma periódicamente. “Los jóvenes tienden a pensar que no tienen ningún problema”, explicó la psicóloga de la Asociación de Jugadores Patológicos Rehabilitados de Valladolid, Sandra Cuevas, que también trabaja en el grupo de Segovia y habló ayer en el I Congreso sobre salud mental y adicciones en jóvenes.
Buscan “dinero fácil” y Lo hacen principalmente a través de juegos de azar online y apuestas deportivas.Es porque les hace “sentirse bien” hacerlo con sus amigos, en grupo, y “porque lo hace todo el mundo”. Eso sucede en el caso de los hombres, indicó Cuevas.
En cambio, Las mujeres que recurren al juego lo hacen para “llenar un vacío, debido a la soledad o la depresión. La clave para frenar este crecimiento de la adicción juvenil es la “educación” ante el “problema” que existe en la sociedad “con las pantallas” y la “normalización”, ha subrayado. El presidente de la federación de asociaciones que tratan esta patología en la Comunidad, Ángel Aranzana, percibe el mismo escenario.
En este momento, Estos grupos tratan a 800 personas ‘enganchadas’ al juego. Pero no sólo a ellos, sino también a sus “familias”, ha explicado, porque este es un problema que siempre acaba afectando a padres, hijos, hermanos…
Las asociaciones ofrecen apoyo psicológico a los cada vez más jóvenes que se han adentrado en la “vorágine” de las apuestas, “para buscar dinero fácil y rápido”. “Si ganan, juegan más porque han ganado y si no, porque quieren recuperarlo”, explicó. Ahí es cuando comienza el problema. Se “aislan”, empiezan a “buscar más dinero” y han entrado en una espiral de la que es difícil salir sin apoyo, resumió. Un apoyo que también crece por parte de las administraciones, indicó la Comisaria Regional de Drogas, Esperanza Vázquez.
El presupuesto para adicciones sin sustancia, ha dicho, ha pasado de 300.000 euros en 2019 a 1,2 millones en 2023 ante una “preocupante” tendencia al alza de este tipo de conductas. «Aunque los porcentajes aún no son elevados -sólo el 0,2 por ciento de los atendidos por la administración-, tenemos tiempo para tomar medidas y concienciar de que el uso abusivo de las pantallas, las redes sociales o Internet también puede generar problemas”, afirmó.