El otro 12-O. Valientes, curiosos, y el público en los tanques


La mañana amaneció azul, cálida. Un día para tener una novia formal, como diría el poeta. De esos azules de octubre cuando el país brilla más. En la rotonda de Atocha, en los bares de marcha nocturna, en uno de ellos en concreto, y aquí la publicidad es de pago, la soldadesca, por decirlo con cariño, calma los nervios con bollería madrileña (puro hidrato).

Los reemplazos policiales están siendo mixtos. Los que han custodiado la ruta, y los que entran por la misma ruta por la mañana. Algunos con cara de ‘buenos días’ y otros con ojeras por el frío de una noche, cuando el mundo no está dispuesto a dejar nada al azar.

Jaca, Viator, Cerro Muriano

Pero un bar madrileño reconvertido en cantina en Viator, en Jaca, en San Javier (provincia de Murcia) tiene estas cosas. Los ‘paracas’ saludan a compañeros desconocidos de otras divisiones, y escuchan “hoy es día de fiesta” lo cual es previo al “bocadillo de calamares con tortilla” que los artilleros, “mira la bombeta”, encargan. Toman la tarjeta del bar con la postura y la buena apariencia de alguien que sostiene un mapa de operaciones. Afuera, el paseo de Santa María de la Cabeza con tanques, camiones blindados y el verde (sic) que ya ha tomado Madrid. Julio porta una bandera nacional aún con los pliegues de haber sido comprada ‘ex professo’; No tiene gran boca y ya quiere ser “un informático del ejército”. Su padre se ríe y parece pensar que un poco de ebullición le vendría bien antes de entrar al ejército.

Más allá, y en el mismo paseo de llegada a Atocha, altos oficiales y clase de tropa entran en el bar, que es donde, antes del desfile, todo ‘contracronista’ tiene que establecer su puesto de mando. Mensajes de voz a la novia, como en un homenaje a la canción ‘Margarita se llama mi amor’ donde van más o menos en armonía, a un amor lejano o cercano, en qué momento aparecerán en la televisión. Los acentos se multiplican, desde Cerro Muriano se intuye la cercanía de Córdoba. De Murcia también. En las noticias se muestran imágenes de Israel. El “Soldado Robles”, sevillano, nos habla del ‘supergato’ que va a remolcar un vehículo. Quizás porque el agua de Madrid, por muy buena que sea, no es apta para hacer desfilar con brillantez a la Infantería de Marina.

Paloma luce un look francés, pero su bandera nacional luce desde el bolso hasta la axila, y va con sus amigas a los vehículos militares para algo así como un selfie. El guardia militar mira con cierta resignación, pero sabe que el músculo blindado, al ciudadano lego en Defensa, le genera sensación de seguridad. Y esa batalla siempre hay que ganarla. Aún es pronto para que empiece la lucha contra Sánchez. Bajo un toldo y en la cafetería, los funcionarios guardan un banderín tocado por la Cruz de San Andrés, porque este cambio de recorrido por las obras del Bernabéu ha cambiado la logística. La Guardia Civil, de gala, afina armas y trompetas. Sin disfrazarse del noviembre de Lorca.

Dos señoras mayores, cogidas de la mano y que no se identifican, detienen un momento al periodista. «No te daré un nombre, me da mucho miedo. Pero hoy es un día de alegría, la llevaré a ver tanques. Y ahí van, chicas de oro que tienen un amigo en el ejército. Llevan zapatos para caminar, sonríen y hacen sonreír a los uniformados. Y debemos dejar lo militar y volver a lo espontáneo; al que sale temprano. Como Luis, “gallego y español”, que ya, con la bandera comprada por su “paisano”, exclama que “Sánchez es un payaso” y también dice algo sobre “unas piedras” que no se sabe si se trata de un encantamiento celta . Como el ‘Que Txapote te vote’ cuando apareció el que está en el cargo y en estado de amnistía.

En el ‘punto de encuentro’ de Santa María de la Cabeza pasa siempre de todo, aunque hoy sucede de otra manera. En Santa María de la Cabeza, Artillería se ofrece a subir a la ametralladora del SK 95, una joya construida en Santiago. Gemma y Julia, “es muy potente ver la vista desde arriba con la ametralladora y todo”.

humildad militar

Más abajo, el EADA (Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo) dice que sus compañeros realizaron la “evacuación” de españoles de Israel. Desayunan, sí. Pero con algo de preocupación en el alma. Las muestras de valentía de estos héroes hay que extraerlas con fórceps. Pero salen. La humildad del soldado.

Están los curiosos. Como Emiliana Morales Morelos, de la avenida Medina Azahara de Córdoba, lanza un grito que se te pega en las espinillas: “Viva el Ejército español”. Luego, ante su éxito, explica que “vino con su hermano a ver a ‘esta gente'”. Y tenía prisa. A Margarita Robles se la ha visto antes en televisión; Los civiles no han vuelto la cabeza. El militar algo. Se trata del Líbano.

Más adelante, el pito a Sánchez se ha escuchado con más fuerza que las salvas. Madrid es así. El día de las flores a España, a Pilar; el día de nuestras oraciones por aquellos que están en la primera línea de fuego.

Ha llegado el día azul, como para tener novia formal, hay que reiterarle al vate, y para que la Patrulla Águila muestre músculo en las terrazas de la gente ‘cool’ que apura la última Nivea del año. En la representación de Hacienda, sol y sombra, tras el estallido marcial con la Policía Nacional y la Guardia Civil en el desfile, se escuchó un “a esos no” de un padre medio en broma. Y ya en tirantes.

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