Irlanda llegaba al duelo contra Nueva Zelanda como favorita, pero una vez más quedó demostrado que los All Blacks saben jugar este tipo de partidos como nadie. Los de Negro del club se pusieron 0-13 y los nervios afloraron en una Irlanda que sabía que estaba ante una oportunidad de oro. Aki y el tercer equipo irlandés lideraron la recuperación (10-13), pero Savea respondió para poner el 10-18.
Gibson-Park encontró la recompensa a la insistencia de los de verde al borde del descanso (17-18) y el partido se fue al intermedio tras una primera parte sencillamente memorable. Todo hacía indicar que Irlanda ya había hecho lo más complicado, remontar tras estar al borde del precipicio, pero los All Blacks volvieron a golpear a través de Jordan tras una jugada de libro tras un toque.
El marcador de 17-25 volvió a dejar a Irlanda en juego, pero el Shamrock XV no iba a darse por vencido en una noche que habían estado esperando durante años. Faltando un cuarto de hora para el final, el árbitro pitó try penal a los All Blacks por hundir un maul que se coló en la zona de try (24-25). En la recta final, Nueva Zelanda supo aguantar el tsunami irlandés y castigó a los irlandeses con un mazazo que ya no tuvo respuesta.
El partido murió en el 22 de Nueva Zelanda, con 35 fases de ataque contenidas por la defensa negra. Irlanda destrozó allí sus esperanzas y quién sabe si la mejor generación que ha tenido para intentar ganar un Mundial. Los All Blacks, que llegaron a Francia con muchas dudas, podrían incluso colarse en la gran final si vencen a Argentina el próximo viernes.