Mastodontes, un palacio o el hallazgo de aquella botella de cerveza clave: los tesoros bajo la piel de Madrid que retrasan y encarecen obras


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Cuando se realiza un descubrimiento arqueológico, el Patrimonio determina el camino. “La pauta más habitual es seguir cavando, seguir cavando…”, sostienen desde Cibeles

Las obras de recuperación del palacio de Godoy.
Las obras de recuperación del palacio de Godoy.EM
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Si Forrest Gump, aquella gran película de los noventa, se hubiera rodado en la capital, la famosa frase de Tom Hanks (que dio vida al protagonista), sentado en la parada del autobús, bien podría haber sido muy diferente: El suelo de Madrid es como una caja de bombones; Nunca sabes lo que vas a conseguir.

Porque bajo la corteza de la ciudad descansa, siempre dispuesta a volver a contemplar la luz del sol, un ejército de restos arqueológicos. También paleontológicos, como aquel cementerio de elefantes primitivos (Gompheterium angustidens), con 14 millones de añosdescubierto durante la construcción de un centro logístico de Bomberos, en La Atalayuela (Villa de Vallecas), llevada a cabo por el área de Obras y Equipamiento que dirige Paloma García Romero. También aparecieron pequeñas jirafas, tortugas gigantes, rinocerontes, cérvidos e incluso una especie desconocida. A priori, agradables sorpresas. Porque estos hallazgos van acompañados de un protocolo que retrasa y encarece cualquier trabajo. No importa si aparece el diente de un tigre prehistórico, cualquier vajilla o el ladrillo de un edificio. En la calle Bailón, por ejemplo, durante las obras de la Plaza de España (2019), ese primer rastro del palacio de Godoy supuso ocho meses de retraso en la ejecución y un pellizco en el bolsillo del Ayuntamiento, que tuvo que limpiar dos pisos. del edificio diseñado en el siglo XVIII por Francesco Sabatini, el icónico arquitecto de Carlos III.

Los estudios previos te guían para saber qué puedes encontrar, pero no sabes exactamente qué hay allí hasta que excavas. Hay cosas en los planos antiguos que nunca se construyeron o se construyeron de otra manera, dice GRAN MADRID José Luis Infanzón, director general de Espacio Público del Ayuntamiento. Por ello, cuando se derribó el antiguo camino de la calle Bailn, salieron a la luz algunos muros que rápidamente identificaron como los del palacio de Godoy (o del Marqués de Grimaldi). Hubo que desenterrar el sótano y parte del primer piso para resucitar un tercio de aquel edificio creado como palacio de los Secretarios de Estado. En este nuevo entorno en las afueras del Palacio Real, el Establos Reales y el Cuartel San Gilderribado en 1908, y cuyo vacío fue ocupado por aquella primera versión de la Plaza de España, en 1911.

Hilo de diamante y un ‘egiptólogo’

Hay un puñado de anécdotas en torno a la arqueología. Y en el caso de ese tercio del palacio de Godoy, uno muy singular, que hubiera bastado para un anuncio de televisión. La documentación disponible sugería que había sido derribado durante la Segunda República para ensanchar la calle Bailán. Una simple botella de cerveza lo demuestra. Uno de los objetos encontrados fue una gruesa botella de vidrio de los años 30, con el oso y el madroño grabados en el cristal. Era de la marca El guila. Aquella botella de cerveza sirvió para confirmar los escritos disponibles, recuerda Infanzn.

La botella de cerveza de la a
La botella de cerveza de los años 30.EM

En cualquier caso, la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad es la que, en función de lo que aparece bajo la piel de la ciudad, determina la duración de las obras. En toda ejecución debe haber siempre un arqueólogo propio que reporte a Patrimonio. Tras el informe, visita a la obra y las posteriores instrucciones. La pauta más habitual es seguir indagando, seguir indagando…, dicen, medio en broma, medio resignados, desde Cibele.

Allí recuerdan que, tras encontrar el cuartel de San Gil en pleno túnel de Ferraz, además de documentarlo, la Comisión de Patrimonio pidió sacarlo a la superficie. Se trataba de una galería de mampostería, de forma curva y con un muro de un metro de ancho. Se convocó a un arqueólogo especializado en el traslado de restos arqueológicos, concretamente a un ‘Egiptólogo’. El plan era cortar la estructura con hilo de diamante y, con un exoesqueleto, transportarla con una grúa a la superficie. La reconstrucción fue similar a la del Templo de Debodcon los ladrillos y piedras numerados y tratados para su conservación.

El té
El túnel a su paso por la calle Ferraz.EM

La vajilla ‘sin valor’ de la calle Fcar

Otro caso muy diferente es el de la calle Fácar, en el barrio de Las Letras, donde se construye un edificio multifuncional (11 plantas). Surgieron más de 500 bolsas de restos materiales que fueron inventariados y depositados en el Museo Arqueológico de Alcalá de Henares. Todo suena muy trascendental, si no fuera porque las bolsas contenían, por ejemplo, platos sin ningún valor especial. Pero el protocolo requiere su análisis. Al margen del retraso resultante (se espera que terminen el próximo verano, pero su final estaba previsto para 2022), tanto ese descubrimiento como el de 708 estructuras cualquiera 70 bolsas de restos orgánicos (gatos, perros, ratones…) supuso un aumento presupuestario de unos tres millones de euros.

Las obras de la Puerta del Sol.
Las obras de la Puerta del Sol.EM

Y aunque no se esperaba ninguna sorpresa en la reforma de la Puerta del Sol, ya que bajo la losa de hormigón de 20 centímetros Hay una cueva gigantesca para las instalaciones de Metro y Cercanas, también hubo alguna pequeña revelación. Durante la instalación de la fuente de Carlos III, apoyada sobre micropilotes para no afectar a ningún resto arqueológico, se localizaron los cimientos de una construcción anterior a la construcción del propio enclave de Sol, hacia 1850. En ese caso, fueron cartografiadas y cubiertas con un geotextil, ya que los arqueólogos no tenían muy claro su origen.

Hay ocasiones en las que los restos se guardan en el lugar y se visitan. Otros en los que permanecen en su lugar y se vuelven a tapar. Lo que nunca sucede es que sean destruidos. Siempre están documentados y clasificados. Lo único es que unas veces se pueden visitar y otras no, detalla Infanzón, testigo de aquellas obras de Madrid Ríohace casi dos décadas, donde aparecieron junto al Puente de San Isidro restos fósiles de colmillos y huesos prehistóricos de mastodontes, anficiones (mezcla de lobo y oso) o caballos primitivos, con 14 millones de años de historia. Todos ellos vinieron al río Manzanares a beber. Los fósiles descansan hoy en el Museo de San Isidro. De estas tierras agitadas también surgió un asentamiento romano. El valor de los restos lo determinan los especialistas y acaba enriqueciendo la obra, completa el director general de Espacio Público del Ayuntamiento.

restos prehistóricos
Restos prehistóricos en La Atalayuela.EM

En muchas de las obras de Madrid se descubren, muchas veces superficiales, antiguas tuberías o incluso restos de aquellos raíles metálicos sobre los que se deslizó el tranvía durante el siglo pasado. Desde Cibeles apuntan a que en el entierro previsto en La CastellanaSegún los planos de la zona, el mayor inconveniente será tener que desviar las dos grandes Caños del Canal de Isabel II. Quién sabe si alguna vez vivió allí algún viejo animal, bromean. Porque, como habría pronunciado Forrest Gump de haber podido sentarme junto a la marquesina de un autobús de la EMT: El suelo de Madrid es como una caja de bombones; Nunca sabes lo que vas a conseguir.

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