un reto operístico para abrir la temporada de Les Arts


Cuando asistes a una presentación en vivo de este gran Óperano tan frecuente en las salas como merece, al menos fuera del ámbito ruso, se conoce de primera mano las enormes dificultades que implica llevar a cabo una obra así. Impresionar también cómo es eso puntuación extensa a lo largo y también a lo ancho, estaría escrito en aproximadamente un mes y medio. La dama de picas demuestra ambición en la orquestación, las voces, los coros y en un libreto al que el hermano de Piotr aportó su experiencia adaptando un novedoso de Pushkin. La orquesta es otra protagonista de la obra y no es casualidad que en algunos pasajes haga referencia a ideas musicales que se verán poco después en la patética sinfonía que sería compuesta tres años después del estreno de la ópera. Me atrevería a afirmar que La dama de picas es la “ópera patética” del gran compositor ruso. Todo ello rezuma desesperanza, tensión, inquietud, pesimismo e incluso el amor que se vislumbra en la primera parte de la obra se va diluyendo hasta desvanecerse por fuerzas superiores, a pesar de un rayo de esperanza (o locura) en los últimos compases cuando la figura Se evoca musicalmente la imagen del amado fallecido.

Pasando a la función, hay que concluir que el estreno de temporada ha comenzado de la mejor manera posible, además de un título que dentro del gran repertorio era uno de los pocos que quedaban por interpretar. La Reina de Picas está llena de desafíos y fueron más que suficientes superado para todo el mundo.

Un equipo de cantantes en su mayoría eslavos, que cumplieron con creces las expectativas. Lleva al gato al agua. Arsen Soghomonian con un Herman perfecto. Enorme en todos los sentidos, el tenor, ex barítono armenio, ofrece una visión absolutamente verosímil del pobre jugador, que es en definitiva para lo que acudimos a la ópera: para creer una historia a través de sus personajes. No dibuja a un Herman carismático porque se trata de un papel carente de carisma: es un perdedor, un pobre diablo que al final el impactante coro de hombres fuera del escenario se apiada de su alma. comprensible que Chaikovski No pude evitar llorar cuando terminó la obra. Estamos ante una de las grandes huesos de la literatura tenor, a la altura de un Otello o de ciertos papeles wagnerianos, cada uno con sus propias características. En este caso, al tono y complejidad del personaje hay que sumarle la extensión del texto que la obra le dedica, estando presente en todas y cada una de las escenas todo el abanico de situaciones dramáticas que se pueden presentar. imaginado. El voz oscura El tenor armenio sale como un cañón, respondiendo a la perfección y llegando plenamente capacitado a la exigente última escena. Sólo en la coda de decibelios de la primera escena lo invadió el sonido del pozo. Por cierto, uno podría preguntarse si Mascagni Se topó con esta ópera y el final de la primera escena le influyó para escribir la coda de su Cavalleria Rusticana una década después.

El resto de papeles principales los cumplen notablemente, aunque entre un escalón y dos por detrás del citado tenor. El soprano ruso Elena Guseva compone una excelente Lisa con un instrumento de impecable musicalidad al que quizás le falta un poco más de empaque y presencia. Ella sobresale dramáticamente en la evolución del complejo papel. Hacia barítono ucranio Andrei KymachA , que interpretó de forma ejemplar al Conde Tomsky, quizás le faltó algo de volumen y proyección para prevalecer sobre la densa escritura orquestal. Príncipe Yeletsky es cantado noblemente y apolónicamente por el también ruso Nicolay Zemlianskikh. Magnífico veterano – 73 años – Doris Soffel en su papel de contenido con una escena realmente antológica e inolvidable en la bañera, con un canto de fabulosa proyección en media voz, incluso desde atrás, y un arte de canto de secundaria componiendo un personaje para recordar. El resto de los comparecientes cumplieron a la perfección sus respectivos papeles.

La escena de Richard Jones a lo largo de la compleja producción da algo de cal y otros de arena. Las escenas exteriores iniciales eran demasiado desalmadas, con la dirección justa de los actores. Jones cae en la tendencia entre los directores de escena de “obligar” al coro a realizar ciertas coreografías un tanto ridículas y modernidades que no tienen sentido, si por el contrario se cuidan un vestuario que sitúa la escena a principios del siglo XX. La intervención de los títeres en el segundo acto, en mi opinión, no aporta mucho. Sin embargo, desde la escena en la habitación de la Condesa, hasta el final todo toma vuelo que por momentos llega a ser extraordinario. Porque, tal vez voy contra la corriente, me pareció visualmente magnífica la escena con una vista cenital de tintes expresionistas en el modesto dormitorio de Herman, con la sorprendente aparición del fantasma de la difunta condesa, en forma de esqueleto. , quien abraza al protagonista, aunque en parte provocó una sonrisa en los espectadores. Toda la escena en la habitación de la condesa fue también de alto vuelo dramático, así como la abigarrada escena final del juego en medio de una atmósfera absolutamente decadente y amoral.

Gaffigan, con un dirección intensa y dramático No evita el carácter trágico y pesimista de la historia. La inquietante música, con rastros de la que sería su sinfonía Patética, que componería tres años después, la convierte en una de las grandes protagonistas del montaje, y lo logra con una orquesta empeñada en sus diseños con maderas, cuerdas y metales. que no tienen parangón en el panorama nacional. Ciertamente hubo carga de decibeles en diversos momentos, pero no es per se un aspecto cuestionable si ese momento lo exige y no compromete las voces intervinientes ni la coherencia de la propuesta.

La Reina de Picas es un regalo para un coro, a pesar de sus dificultades. El coro de la Generalitat coge el toro por los cuernos y protagoniza una de sus grandes noches con un espectáculo y actuaciones a la altura de los grandes coros de ópera europeos. También excelente coro y el Escuela Coral Veus Juntes.

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Palau de les art Octubre 2023

La dama de picas, ópera en tres actos de Pyotr Ilyich Tchaikovsky

Libreto de Modest Tchaikovsky, Arsen Soghomonyan, Elena Guseva, Andrei Kymach, Nikolay Zemlianskikh, Doris Soffel, Elena Maximova, Vasily Efimov, Alejandro Baliñas, Joel Williams, Irakli Pkhaladze, Luzia Tietze, Laura Fleur, Antonio Lozano

Orquesta de la Comunidad Valenciana

Coro de la Generalitat Valenciana, Escolanía Nuestra Señora de los Desamparados, Escola Coral Veus Juntes

Dirección musical: James Gaffigan.

Escena, Richard Jones

Escuela Coral Veus Juntes

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