Cuando los psiquiatras van al colegio a atender la salud mental de los nios: “Est creciendo la intolerancia al malestar”


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Los profesores del instituto público. La estrella Los madrileños hace dos años estaban desesperados porque cada día se topaban con alumnos con ataques de ansiedad a los que no sabían cómo ayudar. Una vez tuvieron que llamar a una ambulancia. Llegamos a tener seis, siete u ocho personas cada semana para las que todo parecía un mundo. Fue muy duro porque no teníamos las herramientas ni el conocimiento para afrontar estos problemas, recuerda Ignacio Díazdirector de este centro educativo cercano a Retiro que enseña 750 estudiantes, muchos de ellos de clase media alta.

Díaz dice con alivio que ahora la situación es muy distinta: como el día y la noche. Todavía hay conflictos, pero se han canalizado. Hay alumnos que siguen viviendo los exámenes y la Selectividad con mucha ansiedad, porque los padres son muy exigentes con su futuro. Pero el 60 Los profesores ya saben qué hacer y se sienten seguros. ¿Que ha cambiado?

Durante el último año, el instituto estuvo recibiendo visitas semanales de un equipo formado por un psiquiatra, un psicólogo clínico y una enfermera especializada en trastornos infantojuveniles que iban resolviendo las dudas de los profesores, evaluando a los alumnos y viendo si los problemas que presentaban que se presentaron tenían la autoridad para remitirlos a un centro de salud mental. De ser así, y siempre con la autorización de los padres, tramitaban las citas y daban seguimiento a los casos. Además, los docentes recibieron capacitación para saber qué hacer en estas situaciones. Se trata de un proyecto pionero en España en el que 56 Centros educativos madrileños que promueven y financian la Fundación Alicia Koplowitz en colaboración con los asesores de Salud y Educación de la Comunidad de Madrid.

Este tipo de intervenciones comunitarias son comunes en países como EE.UU, Reino Unido y Franciadonde la evidencia científica ha demostrado que dan buenos resultados, pero en los colegios españoles no se producen, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud recomienda brindar servicios de salud mental a entornos educativos.

Un enlace

Hay que cuidar a los profesores para que puedan cuidar de los alumnos. Muchos de ellos se han visto abrumados y enfrentados a situaciones nuevas a las que nunca antes se habían enfrentado, explica la psicología clínica. Ángela Ulloa, Directora de Proyectos de la Fundación Alicia Koplowitz. Queríamos hacer más accesible la atención de la salud mental a niños y adolescentes con un programa de intervención comunitaria, brindando prevención, promoción y atención en las escuelas. El equipo de enlace ofrece coordinación a las escuelas con los centros de salud, acompaña a los estudiantes con trastornos mentales graves en su regreso a clases y brinda apoyo a aquellos que ya están diagnosticados y en seguimiento. Además, detecta casos tempranamente, evalúa a los estudiantes y canaliza las citas con los centros de salud, lo que ayuda a que los niños no se pierdan, afirma.

En los colegios españoles los profesores no están formados en salud mental y los psicólogos saben de aprendizaje, pero no de patologías. No todos los centros cuentan con enfermera y no hay mucha relación entre educación y salud. Además, las listas de espera (de dos meses de media en España para los psiquiatras y de cuatro meses para los de psicología clínica, según CSIF) disuaden a los padres de llevar a sus hijos a un psicólogo o psiquiatra. Y todo ello se ve agravado por la crisis emocional que ha surgido a raíz de la pandemia.

Seis de cada 10 jóvenes, con problemas

Un estudio reciente de la Fundación Mutua Madrilea y Juventud de moda advierte que el 59% de los jóvenes dice haber tenido algún problema de salud mental en el último año, mientras que en 2017, cuando se realizó el primer estudio, el porcentaje era 28%. Uno de cada tres jóvenes reconoce haber consumido psicofármacos y la mitad lo ha hecho sin prescripción médica. Por primera vez hay más jóvenes que han pensado en suicidarse (48,9%) que aquellos que nunca lo han pensado (47%).

Hay un empeoramiento de la salud mental. Los trastornos alimentarios, la ansiedad, la depresión, la tristeza, los problemas de conducta han aumentado en niños y adolescentes… Las autolesiones no paran de crecer, enumera Jorge Vidalpsiquiatra Hospital Gregorio Marán y responsable del programa.

El Unidad de Psiquiatra Infantil y Adolescente Este hospital abrió sus puertas en 2001 con sólo cinco pacientes y ahora tiene una larga lista de espera. Las autoridades educativas y sanitarias están preocupadas porque sólo en 2022 se activaron en la Comunidad de Madrid más de 500 protocolos de ideación suicida en menores.

¿Lo que está sucediendo? Es complejo de resumir. Hay cambios sociales, familiares, acceso a las redes sociales… Crece la intolerancia al malestar, responde Vidal. Habla en una oficina del IES La Estrella, acompañado de los tres miembros del equipo de enlace que, cada martes a las 9:00 horas, están ahí como un reloj para ayudar a la comunidad educativa del instituto.

“Los padres no van al parque”

Uno de ellos es el psiquiatra. Carmen García, que advierte que los niños describen sentir un vacío que necesitan llenar. Los padres no tienen más remedio que trabajar y su atención hacia sus hijos se ha visto reducida, pudiendo escucharlos, ir con ellos al parque…, continúa la enfermera. Begoa Cern. El tercer integrante de la unidad móvil es psicología clínica Lorena Freire: He cuidado a niños de 12 o 13 años que estaban deprimidos. ‘¿Y ustedes qué hacen cuando salen de la escuela?’, les pregunté. Y me dijeron qué dormir. ‘¿Como dormir? ¿No hay nadie en tu casa? ‘No’, responden, cuentan. Los adolescentes están muy solos, tanto dentro de su familia como entre ellos mismos.

Este equipo es uno de los cinco que operan en las zonas de influencia de Gregorio Marán y, desde este año, también en las Hospital del Sureste. Cada martes, al llegar al IES La Estrella, se reúnen con el equipo directivo y los orientadores, quienes les cuentan lo que les preocupa. Nos coordinamos con especialistas de los centros de salud mental, no lo vamos solos, enfatiza Freire.

El programa -que también se ha ampliado a centros de educación especial- ha servido a los padres, a quienes en ocasiones les cuesta aceptar que sus hijos tengan un trastorno y se sienten más seguros si la ayuda se da dentro del ámbito escolar, según Díaz. .

“Se reduce la inseguridad”

Anteriormente, los maestros que identificaban a los estudiantes que podrían necesitar acudir a un centro de salud mental se lo decían a sus padres, pero algunos no programaron una cita o tardaron más en conseguirla. Contar con un equipo clínico que trabaja en el colegio o instituto crea un clima de confianza hacia estos profesionales. Niños que antes quedaban sin atención ahora están siendo evaluados, lo que facilita su diagnóstico antes de que se convierta en un problema mayor, resume Ulloa.

Los directivos también están encantados: saber que el equipo está a su lado les da tranquilidad, ahora tienen unas pautas que antes no existían, señala. Isabel Serranojefe de la Unidad de Convivencia de la Comunidad de Madrid. Vidal agrega: Ayuda a los docentes a saber qué tienen que hacer y se reduce la inseguridad.

Esto evita situaciones como lo que le ocurrió a una profesora de otro instituto hace unos años, cuando recibió una carta de un alumno que expresaba ideas suicidas y le pedía que no dijera nada a sus padres. La tutora se fue a casa sin saber qué hacer y pasó el peor fin de semana de su vida.

Jornadas científicas sobre salud mental y educación.

La Fundación Alicia Koplowitz celebra hoy su XVI Jornada Científica con el título Educación y salud mental infantil y juvenilque será clausurado por la Consejera de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Fátima Matute, y con la presencia del Viceconsejero de Política Educativa, Ignacio Martín Blasco.

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