La productora gallega Portocabo, pionera nacional en rodajes sostenibles


El cambio climático ya nos ha alcanzado, pero las prensas siguen girando. Especialmente en los últimos años, sus efectos son cada vez más visibles y la sociedad es, afortunadamente, más consciente de lo imprescindible que es cuidar el medio ambiente si no queremos que olas de calor asfixiantes, incendios y lluvias torrenciales se conviertan en nuestra nueva normalidad. . Son innumerables las industrias que están tomando medidas hacia la sostenibilidad, cambiando los procesos de producción convencionales por otros más modernos y ecológicos, y la industria audiovisual no se queda atrás. Específicamente, El último gran logro del sector llega de la mano de la productora gallega Portocabo, que se ha convertido en la primera del país en obtener la certificación que certifica la reducción de su huella de carbono. del rodaje de la segunda temporada de ‘Rapa’.

Buscando contrarrestar los efectos negativos de su producción, Portocabo y Movistar unieron fuerzas para implementar un plan de reducción del impacto ambiental en ‘Rapa’. El primer paso fue analizar, con la ayuda de una consultoría ecológica, el ciclo de vida de los productos y servicios utilizados en las diferentes etapas del rodaje, calculando las emisiones de efecto invernadero generadas por el transporte, el alojamiento, la energía, los procesos de composición, etc. Lo planteamos desde Movistar+”, explica el productor ejecutivo, Alfonso Blanco, en conversación con torrevieja news today, “y nos pareció bien a todo el equipo”. La productora ya había dado el salto al filmar la primera entrega de la serie, y “fue una gigantesca sorpresa lograrlo en la segunda” y convertirse en la primera producción del país en obtener la ISO 14.067:2018.

Esta certificación, según explica María Montero, ecoconsultora de la consultora Tribu Verde encargada de verificar la correcta aplicación del plan de sostenibilidad en los rodajes, es “un estándar internacional utilizado para calcular la huella de carbono a lo largo del ciclo de vida”, que luego se acredita mediante una auditoría. Conseguirlo es todo un mérito, ya que “se tienen en cuenta todos los impactos de cada uno de los productos y servicios que intervienen en su producción” desde el consumo de materias primas y energía necesarias para su fabricación, hasta las emisiones durante su transporte y su vida útil. .

Calcular el impacto exacto de la industria audiovisual es muy complicado debido a la diferencia entre producciones. Según un informe de 2021 de The Sustainability in Production Alliance, la variación entre ellas es considerable: las películas de alto presupuesto tienen una huella media de CO2 de 3.370 toneladas, mientras que las de bajo coste (menos de 20 millones de dólares), es de 391. Por su Por su parte, la contaminación media por cada episodio de una serie que dura una hora es de 77 toneladas métricas de CO2. “Según cálculos del Producers Guild of America, la asociación de productores americanos”, explica Montero, “El sector contamina más que la industria textil, aeroespacial y hotelera.” Una persona, como referencia, produce unas 10 toneladas de CO2 a lo largo de un año.

Para sorpresa de nadie, El rodaje es la etapa en la que más emisiones se producen, explica el ecoconsultor, que añade que “las actividades que mayores emisiones de CO2 aportan son el transporte, el alojamiento y la restauración”.

Plan de sostenibilidad

Las medidas que tuvo que tomar el equipo ‘Rapa’ no fueron nada descabelladas, y Se basaron en cuestiones como la eliminación del uso de botellas de plástico y envases no reutilizables, gestionar correctamente los residuos, utilizar de forma consciente recursos como la luz y el agua y optimizar los desplazamientos y el transporte de materiales. Además, contrataron proveedores locales y donaron los excedentes de comida de cada día a comedores comunitarios. Hubo “muchas pequeñas acciones en todos los departamentos”, explica Alonso, que reconoce que fue el equipo el que lo hizo posible.

“Coordinar a 80 personas en un rodaje no es fácil”, pero “todos éramos muy conscientes” lo que hacía mucho más fácil organizarse para compartir coche o más difícil frustrarse por comer merluza “en esos platos de papel que se caen, pero que al final son mejores que los de plástico”, recuerda casi con ternura. Y es que “nada fue muy difícil”, afirma, es sólo que “parte de la inercia” y eso afecta al trabajo, donde “ya tienes prisa”.

«Vino para quedarse»

El productor ejecutivo de la serie, que ya rueda su tercera temporada, confirma así que “valió la pena” a pesar del enorme esfuerzo que tuvo que hacer todo el equipo e incluso del coste que supuso. Fue “un mínimo esfuerzo para tan gran recompensa” y que “sin duda” seguirá llevando a cabo en sus próximos proyectos: “si lo aplicamos en 5 y lo logramos en 3, ya será un éxito”, porque “esto llegó para quedarse”.

Blanco tiene claro que el sector audiovisual es cultura, sí, pero también es industria. “Contaminamos casi como cualquier otra industria”, reconoce, “porque somos un sector muy grande”. “Es muy importante ser conscientes de ello” y de que “el Gobierno nos perciba como tal”. De este modo, siendo presidente del Clúster Audiovisual de Galicia desde su nombramiento a principios de año, Estudia desarrollar un plan que permita encaminar al sector gallego por una senda más ecológica aunque, subraya, “hay que subvencionarlo” con ayudas que “no se pueden invertir mejor”. “Tenemos la responsabilidad de dejar otra huella y no la huella de carbono”, concluye.

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