Este hotelero dice que consiguió todos los licencias necesarias para abrir el restaurante. Todos los permisos, no sólo municipales, sino también de Patrimonio y Medio Ambiente del Principado. “Con todo en orden abrimos el restaurante”, cuenta Álvarez.
“Lo único que buscamos es que alguien nos dé una solución”
Hizo una gran inversión. Gastó más de medio millón de euros y pidió préstamos que aún no ha pagado y, con el negocio cerrado, le resultará aún más difícil. El se queda con el deuda y cinco personas más que trabajaron se quedan en la calle.
Según la historia, un vecino presentó una denuncia porque el edificio que alberga el gastrobar está ubicado en un zona de protección del centro histórico. Este hotelero asegura que consiguió todos los permisos para abrir: tenemos “las licencias y con todo en regla abrimos”, defiende Bernardo Álvarez.
“Sólo queremos que alguien nos dé una solución”, afirma el hotelero. Y mientras llega esa solución, Bernardo, desesperado, ha simulado la crucifixión por las calles del pueblo.
Tu propio Vía Crucis
Este domingo, Bernardo Álvarez cruzó el mercado del pueblo. Por las calles llevaba un gran cruz de madera simulando el crucifixión de Cristo. Recibió todo el ánimo y apoyo de sus vecinos para abrir nuevamente su negocio. Va a intentar todo lo que esté a su alcance porque dice que su familia le necesita: tiene un niño pequeño y, por delante, hipotecas y préstamos. “Lo único que buscamos es que alguien nos dé una solución”, afirma.