Acusación
La acusación pública asegura que el acusado, tras la ruptura matrimonial, “en ningún momento promovió las buenas relaciones entre los menores y su madre”. Y agrega: “Ella los animó a culparla por la situación familiar, haciéndola pasar por una mala madre, lo que provocó que fuera acusada de abusadora”. El imputado, en palabras de Imelga, “tiene sometidos a los menores a una situación de estrés que provoca el rechazo por parte de su madre y de su familia materna”.
Comparte con sus hijos la opinión que tiene sobre su exmujer, llora delante de ellos e incluso -dice el fiscal- la llama loca. La oposición de los niños llegó al punto que cuando le tocó ir con su madre, ya que la custodia era compartida, uno de ellos la mordió. “Cuando hubo que recoger a la madre en el colegio, la acusada vino a comprobar que sus hijos no iban con ella, con miradas inquisitivas para someterlos a su voluntad y que no cedieran en ir con la progenitora”, asegura la Fiscalía. En otras ocasiones, dejaban de ir al colegio los viernes por la tarde, cuando se iba a producir el intercambio de custodia, “protegidos por el padre”.
En noviembre de 2018 le dieron la custodia a la madre, pero tuvieron que ser admitido en un centro por separación de los padres. Uno de ellos incluso prefirió quedarse allí.