El expresidente defiende la concesión del indulto a los independentistas en un escenario de desgaste: “Si hay que cambiar de opinión, se cambia”
Discreción, paciencia y prudencia. Son las máximas que guían al PSOE en la negociación sobre la amnistía con los independentistas catalanes de Junts y ERC. El acuerdo aún no está cerrado, hay que trabajar, ni siquiera hay certeza total de que finalmente haya acuerdo. La negociación es compleja, dicen los conocedores, y eso impide a los dirigentes socialistas emprender la campaña educativa que tenían planeada para digerir, tanto interna como socialmente, el perdón del procés. En este escenario, como ocurrió en las dos últimas campañas electorales, ante los ataques y la campaña de desgaste del PP, la figura de José Luis Rodríguez Zapatero.como punta de lanza y escudo del PSOE y Pedro Sánchez.
El expresidente del Gobierno actúa de matón, una vez más, en una situación complicada para el PSOE. Ya lo hizo en la campaña autonómica y general, defendiendo la acción política del PSOE, sus medidas; dibujando a Feijo como mentira con piernas; y contrarrestando el hecho de que voto por ti txapote! blandiendo el fin de ETA como un logro socialista. Se arremangó y se hundió en el barro, algo que sirvió para espolear el espíritu del partido y movilizar a sus bases, como se vio en los múltiples mítines en los que participó. Su figura adquirió tal protagonismo que incluso piloteó una especie de Campaña paralela. Ahora vuelve al frente argumentando que la amnistía no es inconstitucional, según declaró este lunes en el programa Más de uno de Carlos Alsina en onda cero, pese al gran debate jurídico abierto al respecto, y que si hay que cambiar de opinión se cambia, en alusión a que hasta hace tres meses el PSOE consideraba inconstitucional la amnistía.
Zapatero es una figura muy importante. Lo ha sido, es y será, reconocen fuentes gubernamentales. Y no lo es sólo para los socialistas, sino también para los independentistas catalanes que le tienen en muy alta estima y lo consideran un actor importante a tener en cuenta en este proceso. Sin embargo, fuentes conocedoras de la negociación de la amnistía afirman que, al menos hasta la fecha, no ha intervenido en ese diálogo.
Zapatero versus González
Es un activo clave, es un referente, está en estado de gracia, describen dirigentes socialistas consultados por EL MUNDO, que contrastan su lealtad con la actitud de otro expresidente como Felipe González. Es un ejemplo.
El retraso en el acuerdo con Junts y ERC sobre la amnistía, sumado a que no hay plenas garantías respecto a un acuerdo, ha provocado preocupación en sectores del PSOE por el desgaste de estas semanas. El fracaso en cerrar el pacto, la falta de una propuesta negra sobre blanca, impide a los socialistas lanzar una campaña para contrarrestar las críticas y la censura de la oposición. Un vacío que busca aprovechar Alberto Núñez Feijó. En la formación socialista sabían que iban a ser semanas de mucho ruido y por eso hay dirigentes que creen que hubiera sido conveniente que todos hablaran mucho más. Resulta que sólo unas pocas personas que reportan directamente a Sánchez tienen información. Por lo tanto, aunque quisieran, muchos no pueden. De ahí que en el partido crean importante lo que hace Zapatero: decir y hacer lo que muchos no pueden.
Ha habido intentos, sin que esta labor de explicación y pedagogía se haya desarrollado del todo. Porque, para empezar, tanto los ministros como Sánchez rehuyen la palabra amnistía. Sí, lo pronunció en su día el presidente del Gobierno en funciones, en el marco de la cumbre europea de Granada y escoltado por los representantes de las instituciones europeas. Hasta la fecha, el mayor ejercicio didáctico realizado: No deja de ser una manera de intentar superar las consecuencias jurídicas de la situación vivida en España con una de las peores crisis territoriales que hemos vivido.
Responsables y dirigentes socialistas consultados por este diario admiten que ese período de espera y silencio conlleva un riesgo a nivel mediático y social por no contrastar argumentos precisos y, sobre todo, expresar que todo se hace en el marco de la Constitución. Quien tenga clara su postura es Emiliano García-Página. El presidente de Castilla-La advirtió ayer de que una ley de amnistía como moneda de cambio para una investidura de Sánchez traerá desigualdades en España cuya factura la pagarán las generaciones futuras, un escenario en el que pidió no banalizar.