«No es el momento de tener un conflicto con Israel y lamentablemente ya lo tenemos»


La unidad mostrada por la mayoría de los grandes gobiernos del mundo ante el estallido de violencia en Israel y Palestina contrasta con la divergencia de opiniones en el seno del Ejecutivo español, donde la contundencia de algunos de los ministros contrasta con la tibieza de otros y la oposición de Ione. Belarra, ministra de Derechos Sociales en funciones. Sus declaraciones provocaron este lunes una reacción de la embajada de Israel, y otra del Ministerio de Asuntos Exteriores respondió a ese comunicado, lo que ha provocado un conflicto diplomático entre ambos países en un momento muy delicado.

Así al menos él lo entiende. Alberto Núñez Feijóo, que pidió este martes a Pedro Sánchez que ordene su Gobierno, aunque se le complica por los equilibrios políticos que tiene que cumplir para mantenerse en el poder. «Lamento mucho que mi país tenga un problema diplomático con Israel y creo que el presidente del Gobierno debería poner orden“Aunque entiendo que los votos de Sumar y Podemos son decisivos para que siga siendo presidente del Gobierno”, afirmó el líder popular, muy crítico con cómo se están desarrollando las cosas en este sentido.

«Este no es el momento de tener un conflicto con Israel. Ahora no es el momento y lamentablemente ya lo tenemos. Cuando un país tiene un conflicto y cuando un país es atacado por una organización terrorista no hay equidistancia. “Cuando un país está en shock, como lo está ahora Israel, lo peor que podemos hacer es entrar en un conflicto diplomático con él”, afirmó el gallego, quien destacó la división interna del Gobierno español. “Creo también que la embajada “La afirmación podría haber sido un poco más certera, pero el lío que tiene el Gobierno y la ruptura en la política internacional del Gobierno ya es un clásico”, afirmó Feijóo a la salida del foro ‘Metafuturo’ en el que acababa de intervenir para analizar cómo cómo se está gestionando el país y cómo se prepara para los próximos cuatro años.

España se tambalea. Eso cree, al menos, Alberto Núñez Feijóo, quien ha denunciado que el PSOE ha dejado de lado los problemas de España para centrarse en hablar de amnistía y autodeterminación, lo que evita los cambios económicos que el país necesita para crecer. «No hay rumbo en este barco y el capitán cambia de opinión constantemente. Un Estado no puede tener éxito si cuenta con el apoyo de quienes quieren destruirlo. Es imposible navegar con una tripulación que quiera hundir el barco. No estoy dispuesto a ser presidente a cambio de condiciones que vayan en contra de mi país. No todo debe contar para ser presidente del Gobierno”, ha apuntado Feijóo en su intervención en este foro.

En él, el líder del PP ha esbozado varias medidas que para él son fundamentales para levantar el ánimo económico del país. De la política energética a la política fiscal, pasando por la mejora de la educación, la innovación o la reducción de la deuda pública. Recetas desdeñadas por el PSOE en su momento, cuando Feijóo ofreció a Sánchez un gran pacto de Estado para gobernar el país sin depender de los independentistas y nacionalistas vascos. Incluido Bildu, a cuyos diputados Sánchez “está blanqueando”. “Somos blanqueo al brazo político de una banda terrorista, ofreciendo amnistías a personas que huyen de la justicia y todo a cambio de la presidencia del Gobierno. “Cuando un partido pierde su ética inicia un camino que no sabemos hacia dónde va”, ha dicho Feijóo, en referencia a las negociaciones que está llevando Sánchez para permanecer en La Moncloa.

El líder del PP cree que la situación actual en España no es la que se decidió el 23 de junio, cuando los españoles votaron masivamente a favor de la “centralidad”. «La erosión institucional no responde a la demanda social. Más del 94 por ciento de los votos no tuvieron nada que ver con el movimiento independentista. PP y PSOE tienen 258 escaños en el Parlamento, por lo que el 23J nos devuelve a la centralidad y no al extremismo. Palabras con las que intentó devolver su oferta de pactos, rechazada por Sánchez y el PSOE a principios de septiembre, al centro del debate político.

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