Sí cuenta Marta Veiga, ginecólogo de la unidad de reproducción asistida del CHUS. “Es un análisis que se realiza desde hace años en clínicas privadas, pero no todos los pacientes pueden recurrir a él”, explica. De ahí la importancia de atención de la salud pública ofrecer esta prueba en la comunidad.
“La DGP consiste en una biopsia de embrión antes de ser implantado en el útero. Realizando este pequeño análisis celular podemos detectar anomalías cromosómicas o enfermedades monogénicas”, explica. Un proceso para el que se requieren dos condiciones fundamentales: “Que el madre sea joven -la seguridad social cubre la reproducción asistida en pacientes de hasta 40 años-, pero, sobre todo, tiene una buena reserva ovárica, ya que hay que descartar más del 50% de los embriones. Aunque también se tiene en cuenta la calidad del semen o la existencia de otras enfermedades como diabetes o enfermedades cardíacas.”
El doctor Veiga explica que, para acceder a este tratamiento de reproducción asistida, la pareja deberá ser derivada a la unidad CHUS por su ginecólogo. El Causas Pueden ser diversos: “Puede que los padres ya sepan que tienen una enfermedad genética por línea familiar, o puede ser que, tras varios abortos, durante el estudio de infertilidad, se descubra una alteración cromosómica o una mutación genética”.
Hoy la Clínica Santiago es el único hospital Público gallego donde se realiza el diagnóstico genético preimplantacional. Izan es el tercer bebé sano que nace tras este proceso, pero pronto nacerán dos más.