La historia de superación de la autora de las dos ilustraciones que conmemoran los 25 años de la Biblioteca de Castilla-La Mancha


Mar Azabal terminó las dos ilustraciones que conmemoraron el 25 aniversario de la Biblioteca de Castilla-La Mancha justo en el momento en que padecía una trombosis venosa profunda en el brazo izquierdo y subclavia. «Recuerdo que el dolor era tan intenso que me costaba respirar, pero igual trabajé hasta terminar. Quería irme de vacaciones y tenía que terminar todo el trabajo. Profesionalismo ante todo. Esa noche, a la 1:30, entré a urgencias; A las pocas horas el tromboembolismo ya se había extendido a parte de los pulmones”, afirma la ilustradora en sus redes sociales.

«Hoy miro las ilustraciones y siento orgullo y tristeza. Orgullo porque sé que soy un buen profesional, porque cumplo con mis obligaciones. Tristeza porque la fase de recuperación es dura. Pero soy fuerte y sé que esto también pasará”, prosigue el artista, premiado por el diario ‘The New York Times’ en 2018 por el libro titulado ‘Ayobami y el nombre de los animales’.

Antes de terminarlas, Mar había pasado dos días horribles, dándose duchas frías y aplicándose hielo porque no soportaba el dolor. «Pensé que era una contractura en mi brazo bueno, el izquierdo, pero cada vez iba a peor; hasta que empezó a cambiar de color Justo cuando cerré las ilustraciones y apagué la computadora.

Responde a la llamada de torrevieja news today con una sonrisa, su firma personal. «He trabajado incansablemente estos últimos diez años. He intentado hacerme un hueco en un mundo tremendamente duro y competitivo“, sin tomar tiempo y llevando mi cuerpo al extremo”, se desnuda en los primeros bares este cacereño de 48 años, ahora de baja. «No dibujo, descanso y cojo fuerzas. Porque lo importante es vivir”, subraya el artista, que fue operado de ambos brazos por una trombosis.

Azabal explica que “las horas que puedes pasar haciendo el mismo movimiento, una y otra vez, en una tableta gráfica no cuentan. El resultado es lo que cuenta y para la mayoría son ’empates’. Pero no es así en absoluto. “La gente no entiende cuál es el trabajo de un ilustrador y eso me pone triste”, reclamos. «Porque no se trata sólo de hacer la ilustración, sino que hay un proceso de creación y luego hay que adaptarlo a los diferentes formatos que se utilizan; en el caso de la Biblioteca de Castilla-La Mancha, carteles, folletos de difusión, libretas, distintivos o bolsas. “Es un proceso puramente físico y requiere muchas horas de trabajo”.

El reloj marcaba las 7:45 pm.

En dos días se cumplirán dos meses de la trombosis venosa profunda que casi la deja negra. «Había reservado las vacaciones para el 5 de agosto pero, como no había podido terminar todo el trabajo para esa fecha, lo pospuse hasta el día 19. Ese día terminé de trabajar en las ilustraciones alrededor de las 7:45 pm; Lo sé porque miré el reloj de mi estudio y hace unos días me di cuenta que marca la misma hora desde entonces.. Pero no voy a cambiar la batería hasta que esté completamente bien”, dice con una sonrisa.

«El día 19 ya estaba todo preparado, con las maletas en el coche. A las 20.30 salimos de viaje, pero a la 1.30 me ingresaron en el mismo hospital (en Plasencia) donde, cuando tenía 14 años, tuve mi primera trombosis. Cuando entré les dije que padecía uno, pero no me hicieron caso. Fue como viajar atrás en el tiempo. Vi como el brazo estaba cada vez más hinchado y el dolor no cedía. A las 5:30 me dieron la primera dosis de heparina y a las 8 pasó un médico. Me dijo que no creía que fuera una trombosis, pero que como habían pedido un Doppler era mejor que lo hicieran”, recuerda.

“A las 9, el médico que me estaba haciendo el ‘Doppler’ me preguntó: ‘María del Mar, ¿por qué crees que tienes una trombosis?’ Le respondí que porque ella había tenido una cuando tenía 14 años. Miró a la enfermera, me volvió a mirar y me dijo que sí, que efectivamente padecía una trombosis y yo tenía razón, que le iban a hacer una Resonancia magnética para ver si me había afectado el corazón. Empecé a temblar incontrolablemente. La enfermera me trajo una manta y me acarició. El médico me dijo que era normal que tuviera miedo y que estaba bien que llorara, que eso era normal. Me calmaron y me hicieron la primera resonancia con contrastes. Seguí repitiendo que mi herramienta de trabajo son mis brazos y por eso lloré.».

«Mientras le hacían la resonancia magnética, Recordé la risa de mi hijo.. Los temblores cesaron, pero el frío, ese frío de pasillo de hospital que te llega hasta la médula, que te recuerda lo débil que estás, me acompañó. Salió de Plasencia, porque no hay Unidad de Patología Vascular, y se desplazó al Hospital Universitario de Toledo, donde ingresó porque la trombosis ya se había extendido a ambos pulmones. Y esa extraña sensación de frío volvió a Mar. «Estuve dos días inmovilizada, con tratamiento, y el trombo paró. En otras palabras, fui liberado por puro milagro.», dice mientras esboza una leve sonrisa.

«Lo importante de la enfermedad no es la enfermedad en sí, porque las trombosis ocurren todos los días; “Lo importante es cómo afecta esta enfermedad a cada persona”, explica Mar, que recuerda lo que le dijo un neurofisiólogo hace unos días: «Fui una superviviente porque había vivido un viaje enorme a nivel mental».

Ahora la intrépida artista cuenta las semanas para presentar un nuevo libro con sus ilustraciones que tendrá un lanzamiento internacional. Pero esa será otra historia… de la vida.

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