«España ya no tolera más indignidad»


El Senado no está acostumbrado a centrar tanta atención, por lo que la presencia de Pere Aragonés en la Comisión General de las Comunidades Autónomas para debatir la amnistía desbordó a la Cámara Alta. Pocas veces se ven tantos micrófonos en el pasillo que da acceso a la Antigua Sala de Sesiones, un escenario solemne que abrió sus puertas este jueves para acoger un debate que no lo fue tal. Como no hubo intercambio de opiniones ni de ideas, el presidente de Cataluña decidió cumplir su promesa de pronunciar su discurso y abandonar el Senado. Para no escuchar el sentir del resto de presidentes, aunque sí lo hizo con los dirigentes de Bildu, con los que se reunió minutos antes de comenzar la sesión.

Allí ofreció un monólogo que ni siquiera llegó a su límite de tiempo y en el que Aragonès reiteró las mismas ideas que viene expresando en el Parlament, situando la amnistía como el punto de partida de un camino que conduce a la independencia. Nada nuevo más allá de que esta vez pronunció sus palabras en un ambiente oficial. En la Cámara de representación territorial y ante un buen número de presidentes autonómicos, a los que acusó de no querer escuchar “lo que piensa Cataluña”. Reproches que iban más allá, hablando de “anticatalanismo” y de opresión fiscal, lingüística y económica. discurso completo en catalán quien sólo recibió un tímido aplauso de sus acólitos y quien fue seguido atentamente por el resto de los dirigentes. Esa España autónoma que no se resigna a la amnistía y las concesiones de Pedro Sánchez en detrimento del resto del país.

La rebelión fue liderada Alfonso Rueda, presidente de Galicia, el primero en intervenir después de Aragonès, según el orden reglamentario por antigüedad estatutaria. La respuesta llegó en gallego y español. Alternancia de lenguas que el PP critica en el Congreso y de la que hizo bandera este jueves en el Senado, buscando exhibir la pluralidad. Intentando mostrar que es esa España diversa instalada en el sistema de autonomías la que se opone a una amnistía que crearía desigualdad entre los españoles. Rueda criticó la ausencia de presidentes socialistas en el Senado -“algunos hablan mucho en otros lugares y desperdician esta oportunidad”, dijo en un dardo que llevaba el nombre del manchego Page- y advirtió que “la aritmética parlamentaria nunca puede ser más importante que el sentido de Estado. no a la amnistía lo cual fue repetido por todos los presidentes autonómicos reunidos en la Cámara Alta. En castellano, gallego y catalán. Mensaje multilingüe, para que resuene bien entre los futuros socios de Gobierno de Pedro Sánchez.

«Nadie del Gobierno da la cara. “Que nadie exponga al Senado los motivos de la mayor traición que se le puede hacer a un país: Pedro Sánchez prometió que no habría amnistía antes de las elecciones y promete amnistía hoy para ganar siete votos”, ha explicado. Isabel Díaz Ayuso, presidente del Madrid. Un no a la amnistía que se repitió hasta catorce veces en cada uno de los discursos de sus homólogos. Negativo aderezado con el toque autónomo del momento. Porque todos corrieron contra el olvido legal de Puigdemont y sus aliados en el referéndum ilegal, pero cada uno lo hizo a su manera. Exhibiendo pluralidad con un mensaje unitario, resumido por Jorge Azcón, presidente de Aragón. “Lo que está proponiendo el señor Sánchez, lo que está negociando con los independentistas para permanecer en la Moncloa es ilegal, es inmoral y constituye un ataque directo al principio de igualdad entre los españoles y a la unidad de la soberanía nacional”, ha afirmado.

Se repitieron las consignas sobre la ausencia de Sánchez, del Gobierno y de cualquier atisbo de socialismo. «He venido a defender a España. Una España con Cataluña. Es una pena que nadie del Gobierno haya venido a defender lo mismo”, afirmó. juanma morenopresidente de Andalucía, que habló en nombre de todos sus compatriotas al afirmar que “se sienten orgullosos de ser españoles, de que aman Cataluña y la quieren dentro de España”.

Junto a cada condena a la amnistía aparecía un relato que justificaba la igualdad y que denunciaba los problemas internos de cada territorio. Cada presidente quiso posicionarse contra este control legal y al mismo tiempo utilizar al Senado como portavoz en ausencia de miembros del Gobierno. Trenes, agua y financiación centraron ese discurso crítico que exigía soluciones conjuntas, nunca bilaterales como persigue estos días Cataluña. “Lo que está pasando en las oficinas oscuras afecta a todos los españoles”, afirmó el balear Marga Prohens; «España está pasando por un momento crítico, pero es un gran país. Nunca lo olvidemos. No dejemos que los pocos que quieren romperlo lo olviden”, afirmó. María Guardiola, presidente de Extremadura. Fue más lejos que la vicepresidenta canaria, Manuel Domínguez, que dejó una frase simbólica que explica lo que está pasando en España. “En Canarias no tenemos alta velocidad, pero si Sánchez necesitara nuestros votos, quizás se comprometiera a tener AVE en Canarias”, ironizó.

Los discursos se alargaron y los pasillos se llenaron de protagonistas anónimos. Senadores que hablaban de una “concentración encubierta (y aburrida) del PP” y otros que hablaban de que Aragonès tenía “miedo por no escuchar las verdades” que tenían que decirle. Menos ambiente del esperado, ya que el revuelo provocado por Aragonès al inicio del debate se disipó con su salida de la Cámara Alta. Lo que quedó fue su desplante, su discurso rupturista y también el mensaje de unidad de la España autonómica, que no se resigna ante Sánchez y su negociación para lograr la investidura.

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