El delicioso caqui



El caqui, también conocido con los nombres de caqui chino, caquilero, kaki o palo santo, y científicamente como Diospyros kaki, es un árbol longevo, caducifolio, que puede alcanzar más de 12 metros de altura. Es originaria del este de Asia y pertenece a la familia Ebanaceae, que posee especies con madera de gran calidad. Fue introducido en España en el siglo XIX, pero tenemos noticias anteriores de su conocimiento en el mundo occidental, atribuidas al célebre misionero jesuita marquesano Matteo Ricci, nacido en Macerata, Italia, en 1552, que pisó tierras chinas en torno al año 1600. Es muy común. en las huertas de Galicia, preferentemente en las zonas más templadas, donde llegó como árbol ornamental, a principios del siglo XX.

Etimológicamente, el nombre genérico Diospyros proviene del griego y significaría, según algunos autores, “alimento divino”. Otros dicen que significa “fruto del fuego divino”. El nombre específico kaki tiene su origen en su nombre japonés. El nombre común de “palo santo” se debe a que los frutos suelen madurar en el mes de noviembre, en torno a la festividad de Todos los Santos, pero no debe confundirse su madera con la de “palo santo”, especie de árbol utilizado como incienso y fácilmente reconocible por su intenso aroma.

La corona del caqui suele ser piramidal redondeada. Cuando el árbol es joven tiene una corteza marrón, volviéndose grisácea y agrietada cuando se hace adulto. Sus ramas son ascendentes, de color marrón o marrón rojizo, con escamas blanquecinas. Sus hojas, alternas o a veces casi opuestas, son de color verde intenso, de margen entero, son lanceoladas, de forma elíptica u ovalada, pecioladas cortas y terminadas en punta. Son brillantes en la parte superior y más pálidos y pubescentes en la parte inferior. Sus flores masculinas, agrupadas en números de tres a cinco, son de color blanco cremoso o rojizas; las hembras parecen solitarias y también son blancas o amarillentas. Las hojas que forman el cáliz son persistentes y verdes, dando un aspecto particular al fruto maduro. Florece en mayo o junio. Sus llamativos frutos, llamados caquis, son bayas comestibles globosas de color anaranjado o rojizo, brillantes y carnosas, provistas de un pedúnculo leñoso. Maduran a finales del verano o en otoño y permanecen en el árbol después de que caen las hojas. Antes de caer, su color cambia del verde a varios tonos de ocre y amarillo, dando al paisaje un aspecto espectacular. Sus semillas son ovaladas y aplanadas, de color marrón. Su crecimiento es lento.

Existen varias especies para el consumo, dependiendo del grado de condimento de sus frutos. Cuando maduran, su pulpa, anaranjada y algo gelatinosa, tiene un exquisito sabor dulce y se puede comer con cuchara. Inmaduros, suelen ser astringentes y tener un sabor áspero y desagradable, aunque actualmente también se suelen recolectar en este estado para someterse a un proceso para eliminar dicha astringencia. Para ello, los caquis se recolectan cuando la pulpa aún está dura, colocándolos en recipientes cerrados donde se introduce una bebida alcohólica de alta graduación, procurando que no entren en contacto. Al cabo de dos o tres días desaparece la astringencia. En algunos países también se consumen secos.

En Galicia la variedad cultivada es aquella en la que se dejan madurar completamente los frutos. Ourense es la provincia gallega donde se dedica mayor superficie de terreno al cultivo de este frutal. Le siguen Lugo, A Coruña y Pontevedra. En Valencia existe una variedad de caqui “rojo vivo” que tiene denominación de origen (DO), denominada “Kaki Ribera del Xúquer”, obtenida mediante injerto. También se le llama caqui y, por su consistencia, se puede comer con cuchillo y tenedor. No tiene semillas.

Los caquis son importantes desde el punto de vista nutricional, ya que contienen cantidades considerables de vitamina A y C, carbohidratos, pectina, mucílago, potasio, hierro, magnesio, calcio, fósforo y sodio. Desde el punto de vista médico, favorecen la visión y el crecimiento óseo. También son antioxidantes y por su contenido en fibra favorecen el tránsito intestinal y ayudan a regular los niveles de grasas en sangre, reduciendo así los niveles altos de colesterol. Por su alto contenido en azúcares son óptimos para contrarrestar el cansancio tanto físico como mental, aunque deben ser consumidos con precaución por personas que padecen diabetes. Asimismo, por su alto contenido en potasio debe ser consumido de forma controlada por personas que padecen insuficiencia renal.

Por su alto valor calórico, se recomienda su consumo para quienes practican deporte.

Desde el punto de vista gastronómico se suelen consumir frescas pero también se utilizan para elaborar licores, zumos, sorbetes, helados y mermeladas, añadiendo siempre un poco de zumo de limón para que no pierdan su color original. Son un buen acompañamiento de quesos y carnes blancas. En algunos países, las semillas de caqui se tuestan para elaborar una bebida similar al café, aunque de menor calidad. Su pulpa también se utiliza en cosmética.

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