Cuatro siglos de historia sobre plano de Madrid


Más allá de ser la representación de una ciudad en dos dimensiones, un mapa es también un documento que cuenta una historia: la del lugar que refleja. La contemplación de una serie de ellos, referidos a un mismo espacio, dibuja el relato gráfico de su evolución, una auténtica película en la que el buen observador puede apreciar los cambios acaecidos a lo largo del tiempo.

Los curiosos cuentan ahora con una herramienta más para profundizar en decenas de estos documentos, elaborados desde 1614 hasta la actualidad y recientemente digitalizados en la Biblioteca de la Memoria Digital de Madrid. Allí se muestran en alta definición hasta 41 planos históricos de la capital, en los que se pueden ‘leer’ las transformaciones que ha experimentado en los últimos cuatro siglos.

Para aquellos interesados ​​en la historia de Madrid, consultar la web de la Memoria de Madrid siempre es un regalo: se pueden encontrar desde documentos antiguos de distinta naturaleza y procedencia hasta recreaciones en 3D; o fotografías de diferentes aspectos de la ciudad y su actividad en el pasado, muchas de ellas cedidas por los propios vecinos a través del programa ‘Memoria de los barrios’.

«Hay un interés extraordinario por la historia de Madrid; “Esta ciudad tiene una vitalidad increíble y su historia está muy bien documentada”, explica Emilio del Río, director general de Bibliotecas, Archivos y Museos del Ayuntamiento de Madrid. Para fomentar este interés –como señala Del Río, “lo que se conoce, más se ama”– una de las últimas acciones ha sido la incorporación en alta definición de hasta 41 mapas históricos de Madrid, con la calidad necesaria para que quien vea Observan que puedes disfrutar hasta el más mínimo detalle de su contenido.

Fragmento del plano topográfico de Antonio Espinosa de los Monteros

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Se trata de planos que se conservaban en instituciones culturales como el Archivo de la Villa, el Museo de Historia, la Hemeroteca Municipal, la Biblioteca Histórica, la Imprenta Municipal… Y, en algunos casos, han sido aportados por particulares.

La posibilidad de ofrecer documentos históricos en alta definición a través de Internet no siempre es viable, pero en el caso de los planos es especialmente necesario poder disfrutar de todos los detalles que normalmente se incorporan en este tipo de representaciones.

Entre los planos elegidos para esta digitalización en alta definición, el más antiguo es el de Antonio Mancelli, firmado entre 1614 y 1622, el primero conocido de la ciudad. Y el más moderno, el Plan Parcial de la Villa de Madrid, de José Loeches, publicado por el Ayuntamiento con motivo del cuarto centenario de su capital. Entre los aportados por la sociedad civil destaca el aportado por la Asociación Vicus Albus, un mapa de Coello y Madoz (1847), el único que muestra toda la provincia.

El más antiguo, el de Mancelli, muestra un Madrid sin el palacio del Buen Retiro y sin vallado alrededor de la ciudad y donde aparece la iglesia de los jesuitas (actualmente San Isidro) en la calle Toledo. Existe una topografía del pueblo realizada por el grabador Gregorio Fosman y Medina, de 1683; el conocido plano de Texeira (1656), que tiene una superficie de 2,8 por 1,8 metros; y otro con una representación esquemática y geométrica de manzanas y calles realizada por Nicolás de Fer en 1705.

El observador curioso puede perderse en el ‘Madritum sive Mantua cartanorum’, de 1730, una edición del plano de Matthäus Seutter firmada por su yerno, Tobias Conrad Lotter; explorar en detalle el grabado calcográfico realizado por el alemán FB Werner en 1730, con una vista panorámica desde la orilla del Manzanares a su paso por el puente de Segovia; contemplar el proyecto de alcantarillado de Madrid de 1735; o el ya citado de Antonio Espinosa de los Monteros, de 1769, nueve grandes hojas en las que se representan las obras entonces en construcción e incluso algunas que eran sólo un proyecto.

E incluso hay un plano de Juan López y Pedro Martín de López, del siglo XIX, encargado por José I Bonaparte para reflejar los cambios provocados por los derribos que el monarca ordenó en la ciudad para abrir plazas públicas.

Hay uno, el de José Pilar Morales (1866), que muestra por primera vez el barrio de Argüelles, lugar del nuevo proyecto de la Biblioteca Nacional y el Depósito del Canal de Isabel II. Y otros como el de Facundo Cañada, comandante de la Guardia Civil, que en 1900 hizo uno que incluía Húmera, Pozuelo de Alarcón, Aravaca, El Pardo, Carabanchel Alto y Bajo, Leganés, Villaverde, Fuencarral, Chamartín, Hortaleza, Canillas, Canillejas. , Vallecas (con los barrios de Nueva Numancia y Doña Carlota) y el municipio de Getafe.

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