El presidente del CIS inventa modelos que no solucionan su pecado original: una muestra muy sesgada hacia la izquierda
En octubre de 2018, pocos meses después de saltar a la dirección del CIS desde la dirección del PSOE, donde ejerció como secretario de Estudios y Programas, José Félix Tezanos Vendó todas sus futuras heridas: sus estudios no pretenden ser correctos.
Cinco años de profecía autocumplida después, Tezanos resiste su historia de errores con mentalidad de soldado. En el último número de la revista Temasque utiliza para atacar a los adivinos, a los numerólogos aficionados y a los sociólogos ocasionales que compiten con él en privado, el director del CIS define la institución pública que preside de la siguiente manera: El último pueblo galo de sociólogos que siguen resistiéndose al supuesto destino de ser políticamente devastada por una derecha desenfrenada.
Tezanos lleva como insignia el hecho de que sus encuestas se desvían sistemáticamente del consenso democrático establecido por las fuerzas de derecha. Tras el estrepitoso fracaso del 28-M -se estimaba que el PSOE ganaría las municipales por más de 520.000 votos y acabó perdiendo por 763.000-, la propaganda oficial está ansiosa por señalarlo como ganador del 23-J. Aunque estuvo muy lejos de ello, sí logró ser el único encuestador que falló el orden de los cuatro principales partidos en liza.
El CIS de Tezanos fracasa. Mucho. ¿Pero por qué? Los ciudadanos a los que preguntas existen, sus respuestas son reales. Y, además, los barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas entrevistan a más personas que cualquier otro encuestador privado. ¿Entonces? El problema que Tezanos promueve, mantiene y no quiere corregir es que la España que responde al CIS está mucho más sesgada contra la derecha que la que luego se manifiesta en las urnas.
Desde que asumió la presidencia de la organización, la muestra de la encuesta del CIS sobrerrepresenta a la izquierda en unos 11 puntos, si se compara el recuento de votos de quienes participan en el barómetro con los resultados reales de las últimas elecciones. Y no hay ningún propósito de enmienda. En el barómetro publicado la semana pasada, el 43,5% de los que recordaban haber votado el 23-J lo hacía por el PSOE o Sumar, muy cerca del 44% real de las elecciones. Pero sólo un 35,5% había votado al PP o a Vox, absolutamente lejos del 45,44% real de hace menos de tres meses. No es un problema de memoria, ni de vergüenza. Incluso si el 7,1% que prefirió no responder a esa pregunta fueran votantes de derecha avergonzados, la muestra seguiría estando sesgada o llena de mentirosos. Así ha sido durante cinco años y así seguirá.
Además de su evidente vinculación partidista, sus declaraciones, sus errores, la formulación de preguntas ad hoc En función de la actuación del Gobierno o de los polémicos sondeos en plena campaña electoral, la gran guerra de Tezanos al frente del CIS se ha librado contra el cocinalas herramientas de ponderación que utilizan todas las casas demográficas para intentar solucionar los sesgos muestrales en los que persiste en cada ocasión.
Desde su llegada al CIS, Tezanos defendió que el único método válido era el suyo, basado en la cruda respuesta de voto + simpatía. Sin cálculos añadidos que, a su juicio, desvirtuaban la opinión del entrevistado. Pero la concatenación de errores crasos, que comenzó en Andalucía en 2018 y culminó en Madrid en 2021, donde llamó la atención de la prensa internacional, le llevó a presentar en 2022 el llamativamente llamado Modelo de inercia-incertidumbre de dos factores de Alaminos-Tezanos.
Bajo la intrincada construcción lingüística, Tezanos aspiraba a construir un modelo robusto y flexible junto con su número dos, que eliminó la predicción futura midiendo el presente. La venda definitiva: las encuestas del CIS siguen siendo fotografías que no pueden fallar. Si se alejan de la realidad final será siempre porque el elector ha cambiado de opinión, y nunca porque Tezanos confíe en un universo político paralelo predispuesto a responder en cada momento lo mejor para el pueblo galo.