El que fuera secretario general del PSOE en el País Vasco entre 1997 y 2002 cree que la legislatura que comienza será uno de los “episodios más bochornosos” de la historia reciente de España.
El exdirigente socialista Nicols Redondo ha lamentado que el Gobierno se haya dejado “secuestrar por un prófugo” como el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont durante un acto convocado por el Colectivo Fernando de los Ríos para analizar los resultados de las elecciones generales. Además, ha pronosticado que la legislatura que arrancó este jueves será uno de los “episodios más bochornosos” de la España moderna.
Redondo ha cargado duramente contra el Ejecutivo de Pedro Sánchez por haber satisfecho las pretensiones del líder de Junts para conseguir la presidencia del Congreso. “Hemos aceptado que el árbitro de la política española es un personaje que oscila entre el carlismo decimonónico y (Donald) Trump”, ha lamentado, calificando de “inadmisible” tener que depender de “un político prófugo”.
“El PSOE debe saber que en política no se puede hacer todo lo que no sea delito”, ha abundado en sus opiniones, recogidas por torrevieja news today, reprochando la modificación del Código Penal en la pasada legislatura. A su juicio, “es aún más intolerable que el Gobierno de España se deje secuestrar por un prófugo”.
“El acuerdo de todos los partidos anticonstitucionales ha funcionado en la mesa del Congreso y funcionará para la investidura de Pedro Sánchez”, vaticina el histórico político socialista para quien todo apunta a que la actual legislatura “estará en la lista”. de los momentos más bochornosos de nuestra historia moderna”.
“UNA ESPAÑA DE PANDERETA”
Para Redondo, lo ocurrido el día anterior “es lamentable, nos devuelve a la España que está atrasada, con su pandereta, que el resto de los europeos vieron durante mucho tiempo como una anomalía”. “Los llamados ‘progresistas’ nos han devuelto al siglo XIX”, añadió.
En este sentido, ha defendido que “el PSOE no representa la izquierda que necesita España” ya que se ha colocado “con los que frecuentemente en nuestra historia frustraron las ilusiones de progreso de los españoles, porque en el siglo XIX era el carlismo”. y hoy es un fundamentalismo nacionalista egoísta, xenófobo y antieuropeo”.
Así, ha defendido que “lo que permitiría a los españoles dormir tranquilos sería que los partidos nacionales llegaran a acuerdos, impidiendo elecciones anticipadas y evitando la ignominia de depender de un prófugo”.
“La igualdad, la libertad de los ciudadanos españoles, el respeto a la ley y los usos democráticos, quedan suspendidos en España. La concordia mínima para que una democracia funcione, disuelta. La posibilidad de una política reformista, que haga de España un país capaz de afrontar el futuro, abolido”, lamentó.
Sin embargo, ha asegurado que no es el momento de lamentarse sino de “reivindicar los valores de la Transición y, para muchos ciudadanos, los de una izquierda reformista, institucional, nacional y que mira al futuro”.