Olé Libros nos presenta una edición cuidada, mística, el nuevo libro del poeta, novelista y dramaturgo Raúl Carbonell Sala. Una colección de poemas compuestos por 62 sonetos divididos en tres libros y una anotación del autor. Quienes escriben pueden reconocer el gran trabajo que supone, hoy en día, escribir un libro completo con métricas precisas. Raúl sabe hacerlo con maestría, lo ha demostrado a lo largo de su extensa obra poética, a pesar de las críticas e incomprensiones de algún editor engreído. Este libro se nos presenta en verano, sin que sea casualidad, ya que esta estación es especialmente dura en el valle de Cárcer, obligando a sus habitantes a refugiarse en el interior de sus casas. Eso fue lo que hizo el poeta, como explica en su Anotación.
Dolor humano por la pérdida de seres queridosAl enfrentar la muerte, el inmenso vacío que dejan quienes se van no puede ser solucionado con la intervención de otros, lo cual no digo que sea innecesario, pero esa reflexión que lleva a aceptar el hecho sólo puede darse en lo más profundo del alma humana: «Enrique se fue como un buen hermano/Y el dolor es un arte que conocíamos/Por el largo camino que recorrimos/Con todo el silencio de la mano/…/No pasa un día sin conocerte/Y sentimos el peso en el Cae/La próxima bondad que nos admira/Cuando mejor proteges mi herida/Y levantamos la vista para verte/¡Oh hermano, tu luz aún respira!
Entre el silencio interior y las lágrimas exteriores, Podemos encontrar un espacio para sanar las heridas.Si eres escritor y concretamente poeta, ese espacio se llenará con tu propia sangre vertida y transformada en tinta violeta.
No debes desnudarte en tus poemas, el yo personal no es el yo poético, me dijo algún poeta. No les presté atención. Raúl tampoco ha hecho caso a esa norma. Es cierto que a veces lo que escribimos utilizando la imagen o el símbolo puede ocultar el yo personal, de modo que nace el yo del poema: «No se aprende tanto sin el aire/Sin la voz de una poetisa larga y vivaz/Que aspira y arde de gracia». Pero también es cierto que, en ocasiones, el poeta escribe con su propia sangre, en una especie de sangrado que libera fluidos que de otro modo se gangrenarían: «Lo arrancaría de la raíz de mi alma/ Mirar el rostro de un buen día/ Saber que el aire tranquilo mejora». Raúl se entrega sin escudos, en un libro que nos sorprende, estremece y cautiva. “Y sientes ese arrobamiento que se aleja/ Entre el cielo azul y un agujero/ Donde la tierra y el arroyo limitan/ Refrescando el rostro que pasa.”
Este es un libro que requiere varios cafés, sin prisas. La poesía de Raúl Carbonell tiene profundidad y es multifacética, obliga a buscar y encontrar, con ello el autor provoca que el lector haga suya la poesía y la saboree. Felicito a la editorial Olé Libros por el éxito en la publicación de este libro, y a Raúl Carbonell por los exquisitos sonetos que nos ha regalado Y a ti, querido lector, sólo puedo decirte que leas el libro, juzgues por ti mismo y encuentres la paz; como lo he encontrado.