Muchos blaugranas podrían jugar su primer Clásico, con menos posibles debutantes en el Real Madrid. La sensación, quizá porque Jude Bellingham es la gran sensación blanca, es que se abre esta nueva era, ese nuevo Clásico entre un Barça mejorado que por fin puede hablar cara a cara con su rival. Pero con un Real Madrid que, como líder que es, quiere dejar las cosas claras en Barcelona.
Un clásico es, sin duda, uno de los eventos deportivos más vistos en el mundo. Una presión añadida para todos aquellos jugadores jóvenes, o que nunca lo han vivido en primera persona, que puedan saltar al césped de Montjuïc. Más allá de esta atención mediática y popular, lo cierto es que el duelo llega en un buen momento para ambos y se presenta igualado, abierto y “hardcore”, con ganas de aportar más “rock and roll” a un evento en el que el Barça se lucirá la famosa lengua de los Rolling Stones.
¿Cómo llegan los equipos?
Hay “toma y daca” y, con ello, hay mayor espectáculo y disfrute. La llegada de Bellingham, la mejora de Rodrygo Goes o la confirmación de Fede Valverde, en el conjunto blanco, y la irrupción de varios diamantes de La Masia como Lamine Yamal, Fermín López o Alejandro Balde en el Barça añaden potencia de fuego a un Clásico que, en En los banquillos también está de lujo gracias a Xavi Hernández y Carlo Ancelotti.
En cuanto al aspecto puramente deportivo, en cuanto a cómo llegan ambos equipos y qué onces pueden protagonizar estas peleas abiertas, hay dudas. Especialmente en el conjunto blaugrana, con En el cuadro blanco, muchas menos dudas. El nuevo sistema de Ancelotti para dar libertad de movimiento a su nueva estrella Bellingham como creador de juego también parece inamovible. La principal duda es el lateral izquierdo.