simulacro de atentado en la estación de Sants


“¡Fuera, fuera de la estación!” grita un oficial de Seguridad Ciudadana desde el Mossos. “¿Cómo está vestido?” le pregunta a una mujer. “En negro, todo en negro.” Decenas de viajeros salen corriendo, mientras varios policías, empuñando sus armas reglamentarias, avanzan en sentido contrario a los que abandonan el vestíbulo, cuando un agente de la Policía Urbana localiza al agresor, con dos muertos a sus pies: “Tira el arma ¡lejos!” cuchillo, voy a disparar! Después de varias advertencias, este no obedece y lo mata a tiros.

Este fue uno de los cuatro escenarios de la Simulacro de atentado terrorista en Santsla instalación ferroviaria más grande de Barcelona. La intención es probar la respuesta operativa y de coordinación ante un posible ataque. Un despliegue sin precedentes, la madrugada del viernes, que contó con 500 participantes. La mitad de ellos eran extras, que actuaban como rehenes o heridos. El resto, de policías y cuerpos de emergencia.

Era la una y media de la madrugada cuando se escucharon los primeros disparos en el interior de la comisaría. Después de las explosiones, gritos y carreras. El personal de seguridad de santos alertar al Mossos. Los primeros en llegar, como siempre, son los patrulleros. Los primeros minutos son un caos. Nadie sabe cuántos atacantes hay. Portan armas largas, cortas, cuchillos y, posiblemente, también explosivos.

Imagen principal: un oficial de policía, junto al terrorista asesinado (arriba).  Un perro huele un presunto artefacto explosivo y una vista general de las tiendas de campaña para atender a los heridos, durante el simulacro en la estación de Sants
Imagen secundaria 1 - Un oficial de policía, junto al terrorista asesinado (arriba).  Un perro huele un presunto artefacto explosivo y una vista general de las tiendas de campaña para atender a los heridos, durante el simulacro en la estación de Sants
Imagen secundaria 2: Un oficial de policía, junto al terrorista asesinado (arriba).  Un perro huele un presunto artefacto explosivo y una vista general de las tiendas de campaña para atender a los heridos, durante el simulacro en la estación de Sants
Un oficial de policía, junto al terrorista asesinado (arriba). Un perro huele un presunto artefacto explosivo y una vista general de las tiendas de campaña para atender a los heridos, durante el simulacro en la estación de Sants
ADRIAN QUIROGA

Se movilizan todas las unidades especializadas, las Áreas Regionales de Recursos Operativos (ARRO), la Brigada Móvil –orden público–, la canina, la Tedax y la caballería: la Grupo de Intervención Especial (GEI), la unidad de élite de la Policía Catalana. En el exterior, el centro de mando avanzado, desde donde los líderes de cada equipo supervisan el despliegue, bajo el mando de un comisario. El tráfico ya ha sido cortado y Urbana ha desplegado un perímetro de seguridad alrededor de la estación, que ya está vallada. Los servicios de emergencia comienzan a montar tiendas de campaña para atender a los heridos. También Cruz Rojacon un punto de atención psicológica.

«El objetivo número uno es salvar vidas.», Sergio Delgado, subdirector de Protección civil, horas después del ejercicio. Pero para ello la Policía debe asegurar la zona. Ante la sospecha de un artefacto explosivo y varios atacantes en la estación, los paramédicos no pueden acceder al vestíbulo. El tiempo pasa y los heridos necesitan atención médica. El dispositivo jaula ya ha sido activado para interceptar el vehículo en el que uno de los terroristas huía en dirección a Gerona. Pero dentro de la estación hay viajeros retenidos por otros dos atacantes. Los ARRO logran evacuar a varios de los que se encuentran en los accesos, cuando suena la radio: “El agresor gritó ‘Allahu Akbar’, ‘Allahu Akbar'”. Corre con un machete en mano y apuñala a varias personas, hasta que un agente logra matarlo.

Explosivos

Los gritos no cesan y aparece otro terrorista, con un posible chaleco explosivo. Es el turno de los artífices y de los canino. Llegan en dos furgonetas blancas, a gran velocidad. Al mando de la tedaxEl sargento Julia, que fue quien sentó en el banquillo a uno de los condenados por los atentados de Barcelona y Cambrils, Said Ben Iazza. Tras días de recogida post-explosión en una casa reducida a escombros, la de Alcanar (Tarragona), su trabajo permitió recuperar documentos y la tarjeta SIM que almacenaba las imágenes del celda de ripoll, mientras confeccionaban chalecos explosivos. Frente al vestíbulo de Sants, da instrucciones a sus agentes y ayuda a uno de ellos a ponerse el pesado traje.

Hay otro escenario. El más complejo, el que debe resolver el unidad de élite. Al mando, un trabajador subinspector que hace más de dos décadas, entonces todavía novato, pasaba horas camuflado en una acequia para dar caza a Brito y Picatoste, dos presos fugados que, durante 33 días, pusieron en jaque a la Policía catalana , tras herir gravemente a dos agentes, mató a un joven y violó salvajemente a su novia. En la estación, el GEI Debe liberar a varios rehenes, retenidos por dos terroristas en uno de los coches del AVE, justo en el andén. Usted lo consigue. Sus tropas derriban a uno de los atacantes y arrestan al resto. La situación en las instalaciones ya está bajo control. Afuera, los equipos de emergencia están ocupados atendiendo a los heridos. Es el turno del triaje, clasificación según el tipo y gravedad de su enfermedad o lesión, para establecer el orden y lugar en el que deben ser atendidos.

salvar vidas

Después de la Ataques 17A, algunas víctimas criticaron la ausencia de protocolos, sobre todo, para atender a quienes no sufrieron daños físicos, pero sí psicológicos. “Originalmente, todas las respuestas se centran en salvar vidas. Rescatar a los heridos, llevarlos al área de salud, estabilizarlos y derivarlos lo más rápido posible a la red hospitalaria. A partir de aquí entran otros elementos añadidos para dar una respuesta integral, también a nivel emocional y psicológico, como abordar una crisis de ansiedad”, afirma Delgado.

Es por eso que desde entonces se han incorporado a los despliegues profesionales de la salud mental. También la afiliación de los afectados. Un reclamo de quienes sufrieron Atentados yihadistas en Barcelona y Cambrils, precisamente, por los obstáculos tras ser reconocidos como víctimas. “Por eso es importante que un profesional los valore desde el minuto cero”, afirma el subdirector de Protección civil.

PROTOCOLOS DESPUÉS DEL 17-A

Protección Civil exige más medios para ofrecer una atención integral a las víctimas, incluidas aquellas que sufren consecuencias psicológicas

También un punto de atención temporal, ya implementado, para cubrir necesidades tan básicas como cargar el móvil o perder un zapato. “Puede parecer una tontería, algo tan básico, pero significa que alguien puede volver a casa con dignidad o comunicarse con su familia”. Pero para ello necesitan “más recursos”, afirma.

Y es que, a nivel operativo, Protección Civil cuenta con los mismos recursos humanos que esa 17 de agosto. “Con los mismos no podemos llegar”, denuncia Delgado. Pese a ello, ante un eventual ataque, está convencido de que la respuesta mejoraría.

Respuesta táctica

Ese era precisamente el objetivo del simulacro. ¿La valoración? A la espera de un análisis detallado, es “satisfactorio”, señala el alcalde a este diario. Joan Salamaña, del Área de Planificación de Dispositivos de los Mossos. Los escenarios, diseñados con informes de la Comisaría General de Información y basados ​​también en ataques reales, no buscaban, en su caso, medir el tiempo de respuesta, sino probar “las diferentes tácticas de intervención” con la resolución de los casos planteados. de los cuales sólo se alertó a los figurantes; estudiantes y técnicos de la salud, caracterizados para darle mayor realismo al ejercicio.

Por otro lado, los tiempos eran importantes para los trabajadores de la salud. «Probar y evaluar el coordinación policial y sanitaria», afirma Delgado, tras haber detectado ya algunos aspectos a mejorar en la aplicación de los protocolos. Ahora, señala también el alcalde, es el turno de supervisar minuciosamente la simulación e implementar las mejoras necesarias ante un posible ataque.

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