Ambas escuadras comenzaron a adaptarse al entorno. Era complicado ver las primeras oportunidades. El primero, en el minuto 16, un disparo desviado del visitante Javi tras un mal balón orense. Los locales buscaban la banda izquierda como solución y un centro desde esa banda lo cabeceó Gabri Palmás a la media hora. Aviso de gol. Desde el mismo lugar salió volando un balón que Portela recogió en el segundo palo. Amagó y acertó y, con la ayuda del defensa Gándara, puso el 1-0 en el minuto 37. Pudo haber empatado la Gimnástica antes del descanso, pero Marqueta apareció con una mano soberbia desviando el balón.
El segundo tiempo empezó igual. Con un aviso más claro por parte de los cántabros. Basurto le pegó con el alma, pero el cuero se estrelló en el palo. El Ourense CF intentó cambiar el rumbo moviendo el banquillo. El lo hizo. Amin entró en el minuto 70 cuando los locales iban a sacar un córner. Y como el canario parece tocado por una varita mágica, se levantó y marcó el 2-0 de cabeza en el primer balón que tocó.
Un golpe que podría dejar fuera de combate al equipo visitante, pero nada más lejos de la realidad. Se lanzaron con todo y encontraron recompensa en el minuto 86, tras un error de Jerín al intentar despejar que aprovechó Tobar para marcar el 2-1. De ahí al final, con siete prórrogas, sufrimiento. Balones colgados, faltas y saques de esquina que eran peligrosos. También la dosis habitual de Marqueta y hasta un disparo del portero visitante en la última jugada que calentó el corazón de la parroquia ourensana. Nada se movió. victoria 2-1 continuar entre los nobles del grupo.