La incomodidad del BNG ante el voto sénior choca con los guiños del PP


Amanecía el mes de mayo de 2022 y Alfonso Rueda, a punto de convertirse en presidente de la Xunta y del PPdeG, celebró un acto con Nuevas Generaciones, en Santiago, donde comentó con naturalidad y desenfado: «Tengo aquí unas notas (.. .). “Hay que decir que no somos el partido de los viejos”. “¡Todos saben eso!” Un año y medio después, el viejo tópico de que el PP gana en Galicia gracias al voto de los mayores (y de la población rural) vuelve a estar en el candelero tras una amarga sesión de control en el Parlamento regional, el pasado miércoles, en la que El BNG se mostró indignado porque Rueda les reprochó “despreciar” a los mayores al considerar que “no saben votar”. “¡El BNG nunca dijo que los mayores no sabían votar!” Luis Bará se rebeló.

El pequeño teatro del rifirrafe, en un clima preelectoral, sirve para hacer aflorar el cariño de los partidos al 26% de la población gallega, los mayores de 65 años, más de 700.000 personas. La Xunta les ha estado guiñando el ojo profusamente. La ministra de Política Social, Fabiola García, anunció un programa de descuentos para viajes nacionales e internacionales. Forma parte de la Tarjeta +65, con otras ventajas como autobuses interurbanos gratuitos a partir del 1 de enero de 2024.

Mientras Desde San Caetano se mima a los jubilados, el Bloque hace malabares. Su líder, Ana Pontón, reclamó a Rueda en O Hórreo retirar sus palabras, en un discurso indignado intercalado con otro tema: el PP defiende un modelo que hace “negocios con la vejez”. Una idea explotada durante la pandemia de Covid, debido a las muertes en las residencias. Y eso repitió el jueves en Twitter, junto a una foto con su padre. “Merecen la mejor atención” y vivir en “sus casas”, afirmó sobre los ancianos, como si no tuvieran otras preocupaciones. En cambio, atrae y seduce constantemente al segmento opuesto, el de los jóvenes. Pontón defiende permitir votar a partir de los 16 años porque se inyectarían 46.000 papeletas. Y entiende que buena parte iría a parar a su casillero. Los mayores votan al PP, los jóvenes, al BNG, razona. En una carta a la militancia, hace dos años, Pontón alardeaba de su “fuerza” -y de la “debilidad” de los populares- entre la juventud y en las ciudades.

despulpado

Una radiografía que conecta con aquellas palabras de Carolina Bescansa, que no pensaba en la misma dirección por no ser del BNG. «Hay dos Galicia diferentes. Si en Galicia solo votaran los menores de 45 años, hace tiempo que hubiéramos tenido un Gobierno en Marea. Y otra Galicia, la más antigua, la Galicia rural que demográficamente es mayoritaria, que en términos sociales tiene una posición muy concreta”, reflexionaba en 2016 en Telecinco, tras la tercera mayoría absoluta de Alberto Núñez Feijóo.

Mucho antes, en 2003, durante un mitin en Santiago, al que asistieron Xosé Manuel Beiras, Néstor Rego y la propia Pontón, la candidata Patricia Vázquez soltó: “Tiene que morir toda una generación de gallegos para que el PP deje de ganar”. Lo planteó el miércoles Paula Prado, número dos del PPdeG, quien dijo que ahora en el Bloque “quieren renunciar” a esos rumores. Y no fue un estallido aislado. En 1998, Emilio López Pérez, diputado del BNG, dijo ante el Parlamento: «(…) Pagando los taxis que tienen que ‘llevar’ a los viejos y pagándoles una ‘pulpa’, ya está. Aunque hay ancianos que son tan inteligentes que ya llevan la papeleta del BNG debajo de la gorra y no votan por la que les da el taxista (…). ¿No es cierto (…) que a algunas personas les tienen que explicar qué es la papeleta del pajarito? Exudaba paternalismo. En otro pleno, en 2000, el mismo diputado insistió en que los populares seguían “llevando a los viejos a votar”. La clásica acusación del PP de Manuel Fraga que tuvo un giro irónico con aquellos jubilados desviados a un mitin de Anxo Quintana.

El PSdeG tampoco está libre de explotar estereotipos. A mediados de 2023, en la campaña del 28M, reprodujeron en un vídeo la imagen de un hombre mayor, papeleta en mano -“lo que me dieron para las elecciones”-, al que le preguntaban por quién votaría: “Los de siempre”. unos.” El anuncio terminó con el buen hombre rompiendo el papel. Una broma inocente comparada con la campaña de miedo de la izquierda en las elecciones gallegas de 2020. “Podría ser una masacre”, lanzó el entonces alcalde de Ribadeo, Fernando Suárez, del BNG. Feijóo dedicó más tiempo a tranquilizar a los mayores que a lanzar propuestas.

Un análisis publicado en 2020 en la ‘Journal of Political and Sociologic Research’ de la USC, por Rubén Gómez Cebey, señala que «la explicación simplista y popularmente extendida, que relaciona las victorias del PPdeG con el voto de los ciudadanos mayores no tiene mucho apoyo (…), en ningún caso es un factor clave.” Pero los viejos tópicos se resisten a morir. En otra sesión de control, hablando de Feijóo, Pontón espetó: »«¡Franco también era gallego y nunca lo vamos a apoyar!». Rueda, en aquel acto en Santiago, acusó a la izquierda de querer inocular la “idea” de que los jóvenes no les votan, cuando De ser así, sería “imposible” tener cuatro mayorías absolutas, afirmó. Su voto será importante en 2024, vital, el de los mayores, como el BNG lo sabe bien.

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