Dice que el peor momento es “a la hora de comer, porque tienes que estar con el matamoscas en una mano y la cuchara en el otro para intentar que no se metan en la boca”. Tampoco se relajan a la hora de acostarse: “están todo el tiempo cerca de nosotros, se meten en el oído, en la boca, es horrible”. “Lo intentaron todo, usamos todos los insecticidas que puedas imaginar, pero ninguno funcionó y claro, nuestro bolsillo sufrió porque usábamos mucho producto y era caro”. Entonces la única solución que encontró Luis fue armarse. él mismo con un soplete: “con el soplete se caen a montones, pero aún así, siguen por toda la casa. “Son como okupas”.
estan desesperados
Que son muchos lo confirmó un fumigador del Ayuntamiento. Este ha sido el último recurso de Luis y Tina: Fueron a pedir ayuda al alcalde de Oia por “pura desesperación”. Su vivienda reúne buenas condiciones de limpieza e higiene y aseguran que “no hay viñedos cerca, que es a lo que algunos expertos atribuían la aparición de este tipo de plagas”, nos cuenta.
Lo curioso es que élLa plaga sólo afecta a tu casa. Nadie más en la zona, muy cercana al mar, la padece.
Este lunes, tras “una semana larga y agotadora”, el ayuntamiento ha enviado una empresa de fumigación al domicilio para intentar acabar con estas moscas que, según dicen, “son moscas comunes, aunque de menor tamaño y mucho más resistente”.