hacer el agosto en otoño vendiendo flores


Son sólo las 12 del mediodía y ya es la cuarta vez que una furgoneta de Rosi Redondo descarga flores en un centro comercial compostelano. De allí se regresa para recolectar más producto para distribuir en toda la región de Santiago. Es 31 de octubre, uno de los días marcados en rojo en el calendario de quienes pasan su agosto en pleno otoño. Junto con el Día de San Valentín y el Día de la Madre, el del difunto es uno de los puntos altos para el gremio de floristas. Galicia no es el sur de España, donde hay empresas que viven todo el año de lo que generan en esta época. Pero para Rosi Redondo puede suponer cubrir dos o tres meses de la facturación de todo el año.

Más aún en Floristas Carmiña, desde 1984 en Bertamiráns, municipio de la órbita de la capital gallega —con un puesto también en la Plaza de Abastos. “Es la campaña más grande”, tanto es así que Representa el 70% del total de efectivo, explica Carina Rarís, copropietaria, “muy ocupada” desde que empezaron el pasado viernes. Son días en los que por el negocio pasan “miles de personas”, hay “cola todo el día, de 9 a 9, cola seguido”, subraya. “Tenemos incluso más pedidos que el año pasado”, celebra. También abastecen a clientes desde Brión, Negreira, hasta Padrón.

Jesús de Dios (Suso), propietario de la floristería orensana El Jardín de Juan XXIII, abrió su primera tienda en 1977. Ya en jubilación anticipada activa, con su hija Belén tomando las riendas, explica que el Día de Muertos, con profundas arraigado en la provincia, puede reportar hasta el 40% de la caja anual. Más que por las rebajas en la ciudad de As Burgas, por los “pueblos de alrededor”, donde hay “más tradición” de honrar a los muertos el 1 de noviembre. Lo “bueno”, dice, es que En sus manos se han puesto “generaciones” enteras: abuelos, hijos, nietos y ahora bisnietos. Cientos de personas solicitan sus servicios durante estas fechas, en las que el trabajo a destajo se realiza justo cuando se bajan las persianas.

Desde Floristería Alba de Ferrol, donde han estado trabajando “día y noche”, matizan: “No son fechas tan fuertes como antes”. Ahora es suficiente para cubrir el mes. La facturación puede dispararse, pero “no significa que los beneficios sean mayores”, advierte la propietaria, Conchi Becerra, en el negocio desde hace 30 años, porque “los gastos también son altos”: mano de obra, materias primas –que llegan desde Holanda, Ecuador, Colombia, Chipiona–, aduanas, contenedores, electricidad, etc.

“Los alquileres también subieron”, añade María del Carmen Asúa, gerente de Lilas Floristas, de Santiago. Dice que tienen “muchas tareas”, aunque el pronóstico del tiempo no ayuda, pero aclara que el evento del Fallecido “es una fecha un poco delicada”. Si los clientes piden con más antelación, aclara, Les resultaría más fácil hacer un pronóstico ajustado de la flor que deben adquirir. Si no es así, tienen que ir con ojo clínico, porque el precio de la flor que no se vende cae en picado al día siguiente, y esa flor acaba en la basura.

La ubicación geográfica tiene mucha influencia. No sólo a nivel regional, sino incluso a nivel local. Merchy González, que empezó, como explica en su web, “a las puertas de un cementerio”, y lleva más de 25 años en el sector, lamenta que en su negocio del centro de Vigo, en la avenida García Barbón, Este 2023 está siendo “raro”. El martes pasó por Teis y vio el cementerio “normalmente dispuesto”, sin la “sensación de Muerto de otros años, que teníamos cuando éramos pequeños”. En cambio, en tercer lugar, en Chapela el tirón que mantiene, en Puxeiros, en Redondela, es “sorprendente”. “Va por zonas” Resume quién fue presidente de Asfloga, la extinta Asociación de Floristas de Galicia. A Merchy le faltan una decena de pedidos de clientes “de toda la vida”, y descarta llegar a los 12.000 euros brutos que pudo embolsarse. Cuando le preguntan cómo está, ella responde “cuando haga los cálculos, te lo diré”.

Dilema con los precios

Si, como subraya Suso de Dios, las flores son un arte “efímero”, que requiere trabajar con delicadeza, lo mismo se puede aplicar a Cómo afectan los gastos en constante aumento a su clientela. En Carmiña decidieron mantener los precios del año pasado. “Preferimos asumir los costes nosotros mismos”, explica Carmina Rarís. Desde Lilas reconocen que, por la naturaleza del día que hoy se conmemora, se resisten a subir los precios: “Hay gente que quiere ir a los cementerios y no puede”. En general, el cliente fiel no mira ni un centavo. En El Jardín de Juan XXIII tienen la ficha abierta y quieren todos los años lo mismo.

Con más arraigo en el medio rural y entre las personas mayores -aunque “cada vez se suman más jóvenes”, se sorprenden desde Alba en Ferrol-, la tradición de llevar flores a los cementerios no decae en Galicia. Y, aunque eso signifique trabajar a destajo y contrarreloj, Para muchas empresas, determina el flujo de caja a lo largo del año.

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