de Puigdemont a los CDR, Tsunami Democràtic y hasta los boicoteadores de La Vuelta


Pedro Sánchez ha accedido a todas y cada una de las demandas del independentismo catalán respecto a la ley de amnistía para permanecer en el poder. De ello se beneficiarán todos, absolutamente todos los que han estado involucrados en procesos judiciales: desde el prófugo Carles Puigdemont y todos sus acólitos hasta los CDR, pasando por Tsunami Democràtic o incluso los cuatro sujetos detenidos este verano por la Policía en Lérida en agosto pasado cuando iban a verter cientos de litros de aceite en el camino de la caravana ciclista de La Vuelta, lo que podría haber provocado daños personales de consecuencias difíciles de prever.

Los CDR, surgidos al calor del referéndum ilegal del 1-O -primero fueron los Comités de Defensa del Referéndum y luego se convirtieron en Comités de Defensa de la República, a imagen y semejanza de los Comités de Defensa de la la Revolución Cubana- han estado detrás de todos los disturbios callejeros por la independencia. Incluyendo, por cierto, las de Plaza Urquinaona en octubre de 2019 en respuesta a la Sentencia de la Corte Suprema en el que un policía nacional casi muere, sufriendo heridas muy graves. El agente, paradójicamente de la actual situación, fue visitado en el hospital por el mismo Pedro Sánchez que ahora concedió la amnistía a sus verdugos.

Los CDR, que siempre han contado al menos con la comprensión y el apoyo de la Generalitat, también se beneficiaron de Tsunami Democràtic, cuyo nombre saltó a los medios por estar detrás del intento de toma por la fuerza del aeropuerto de El Prat en esos días. mismas fechas. Que contaban con apoyo político lo demuestra el hecho de que la ex número 2 de Esquerra, Marta Rovira, esté siendo investigada por estos hechos como cabecilla, al igual que el ex conseller de la Generalitat y ex líder de ERC Xavier Vendrell.

De esta misma zona de los CDR también surgió el Equipo de Respuesta Táctica, una vanguardia aún más violenta y especializada de los CDR, que planificó la toma del Parlamento de Cataluña e incluso, según los investigadores, experimentó con explosivos. Tuvieron sistemas de comunicación cifrados e incluso tuvieron intervenido un borrador de lo que podría ser el reclamo de un posible ataque.

Todos estos individuos violentos, que estuvieron a punto de causar víctimas mortales y actuaban con el objetivo de subvertir el sistema constitucional, serán los beneficiarios del Gobierno de Pedro Sánchez. Ellos, y por supuesto los políticos independentistas que los apoyaron e impulsaron y que, además de ver desestimados sus procesos penales, muy probablemente tampoco tendrán que hacer frente a sus responsabilidades civiles.

Sánchez, con su partido, el PSOE, la extrema izquierda y el independentismo han decidido que ninguno de ellos tenga siquiera que rendir cuentas ante la justicia. No se sabe qué pasará, sin embargo, con los agentes de las Fuerzas de Seguridad que también fueron investigados por algunas acciones. Para el presidente del Gobierno en funciones, parece que no son relevantes. Quizás porque no depende de esos policías y guardias civiles seguir en su despacho del Palacio de la Moncloa.

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