Las residencias de la USC solo tienen plazas para un 3,6% de su alumnado


El drama de encontrar alojamiento en Santiago para el nuevo año universitario comienza con las propias residencias dependientes de la USC, incapaces de absorber una matrícula que cada año ronda los 25.000 estudiantes. Según datos oficialesla universidad compostelana oferta 910 plazas este curso académico, que a estas alturas ya están asignados y para los que hay una lista de espera de cientos de jóvenes que sigue avanzando a base de cambios de última hora y dimisiones. En concreto, la última lista actualizada mantiene pendientes 371 postulantes en Santiago de los cuales la mayoría ya ha perdido la esperanza de hacerse con uno de los cuartos en disputa. Son los supervivientes -sólo por el momento- de un tamiz que antes dejó atrás a muchos otros. Este es el caso de Ana, una joven de 18 años de Caldas de Reis (Pontevedra) que este año comienza sus estudios de Periodismo en la USC. Se apuntó como candidata para conseguir una de las pocas plazas que ofrece la universidad. “Tenía esperanzas, pero cuando salió la primera lista a principios de agosto estaba en la posición 464 y el 10 de agosto me excluyeron definitivamente de la lista”, revela. Así que no le quedó más remedio que iniciar, estando de vacaciones, la frustrante búsqueda de piso para el curso.

Los primeros intentos, confiesa, no tuvieron éxito. Su idea era ir sola con una amiga, pero los precios por apartamento rondaban los 800 euros. Plan B. Los amigos se separaron e intentaron encontrar habitación en otros pisos de estudiantes, aunque tampoco fue fácil. “Estábamos en habitaciones sin ventana y donde solo podías dar dos pasos. También intentaron meter a seis personas en un piso que no cabía. Y muchos de ellos estaban en muy mal estado», relata. Su testimonio es una historia transversal que reúne a todos los que aterrizan en el mercado inmobiliario de la capital en busca de un techo para el rumbo. Una relación calidad-precio totalmente desequilibrada en la que sólo cabe aceptar para no quedarse en la calle. “En las agencias nos trataron un poco mejor porque éramos chicas, pero aun así es muy complicado, mucho más que para otras amigas que, por ejemplo, van a estudiar a Vigo”, asume tras haber conseguido una habitación con dos más estudiantes del último año cursan cerca de su nueva facultad. Prueba aprobada.

Ana está satisfecha con el trato porque cada mes pagarás unos 200 euros (sin gastos) por la habitación en la que te alojarás durante el curso. Es un buen precio teniendo en cuenta el precio medio al que se mueven los pisos en la capital -casi nada por debajo de los 500 euros-, lo que hace aún más atractivas las plazas residenciales públicas. En el caso de estos inmuebles dependientes de la USC, el baremo depende de las condiciones económicas de la familia del estudiante y de la ‘renta personal disponible’ de cada estudiante, que se calcula en el momento de presentar la solicitud. Es el factor que más pesa a la hora de conceder y denegar plazas, y también el que determinará cuánto tendrá que pagar al mes cada residente por habitación. Aquí, el tenedor pasa de 46 euros al mes en habitación compartida a un máximo de 292 en el caso de habitación individual. En el medio hay diferentes escalas -hasta una decena de precios diferentes- en función de estos ingresos y de si el alumno compartirá espacio o no. En cualquier caso, desembolsos inferiores a los que supuso dar el salto al endiablado mercado inmobiliario de la capital gallega.

La escasez de viviendas libres en los últimos años, el aumento de los precios y el mal estado de los inmuebles -advierten los administradores de fincas que muchos de estos pisos de estudiantes no cumplen “las condiciones mínimas de habitabilidad”– han modificado la realidad de una ciudad eminentemente universitaria. Las agencias reconocen que la demanda supera con creces a la oferta y que cada vez es más frecuente acudir a otros municipios. Ames, Brión o Teo Estos son algunos de los municipios a los que se desplazan los estudiantes, sin poder hacerse un hueco en la capital, con las complicaciones de movilidad que en muchos casos conlleva. Desde la USC piden a la Xunta de Galicia y al Ayuntamiento que busquen alternativas para desentrañar la situación, conscientes de las pocas plazas de alojamiento que ofrecen las cinco residencias y colegios mayores (Fonseca, Rodríguez Cadarso, San Clemente, Monte da Condesa y Burgo das Naciones). que operan en el campus de Santiago. Todos ellos ya han colgado el cartel de full.

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