Baltasar Garzn, diputados de Sumar y un abogado del ‘procs’, entre los ms de 200 juristas por la amnista


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Recuerdan que “los objetivos de las amnistías, según el Derecho Internacional vigente, son fomentar la reconciliación social y contribuir al restablecimiento de relaciones normales en la vida de un país”

Juez Baltasar Garz
Juez Baltasar GarzónEnrique García MedinaEFE
El ex juez de la Audiencia NacionalBaltasar GarzónDiputados de Sumar como Jaime Asens y Enrique Santiagoel diputado de los ‘comunes’ Gerardo Pisarelloel abogado ‘proces’ Jaume Alonso-Cuevillas (que llegó en representación del expresidente catalán Carles Puigdemont) o el exmiembro progresista del Consejo General del Poder JudicialConcepción Sez Se encuentran entre los más de 200 juristas que firmaron un manifiesto “por la amnistía, la democracia y la convivencia”.

También figuran Nicolás García Rivas, Antoni Llabrás Fuster, Javier Mira Benavent y Guillermo Portilla Contreras, autores de la propuesta de amnistía de Sumar; los constitucionalistas Javier Pérez Royo y Joaquín Uras; el senador de ERC, Joan Queralt; el también líder de ERC Joan Rida; el exvicepresidente del Gobierno de Francina Armengol en Baleares, Juan Pedro Yllanes Suárez (Vamos); o el exalcalde socialista de Fuenlabrada Manuel de la Rocha Rub, cuyo hijo ejerce actualmente como asesor en Moncloa.

En el texto, recogido por torrevieja news today, los firmantes expresan su apoyo a que “la mayoría parlamentaria pueda aprobar medidas como una ley de amnistía para ayudar a normalizar la situación política entre Cataluña y el Estado”.

Así, recuerdan que “los objetivos de las amnistías, según el Derecho Internacional vigente, son favorecer la reconciliación social y contribuir al restablecimiento de relaciones normales en la vida de un país”.

Destacan que “en distintas partes del mundo se han utilizado el indulto, la renuncia a la acción penal, la amnistía u otras figuras jurídicas equivalentes”. “Como en España, normalmente. En Francia, Italia o Suiza hay leyes de amnistía”, han detallado, citando también el caso portugués.

En su opinión, “el único límite exclusivo de la amnistía en nuestro derecho, como en cualquier país civilizado, son los crímenes internacionales: crímenes de genocidio, crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra, etc.”

Además, están seguros de que “la Constitución no prohíbe la amnistía, que opera sobre conductas, pero sí los indultos generales, que operan sobre condenas penales firmes”.

En este sentido, destacan que “la prohibición de los indultos generales no impidió que el 1 de diciembre de 2000, un único Consejo de Ministros del presidente Aznar aprobara 1.443 indultos, sin alegar ninguna razón de interés general”.

“El PP tampoco se opuso al indulto del que se benefició en 1988 el general Armada, condenado a 30 años de prisión por ser el máximo responsable del intento de golpe de Estado de febrero de 1981 en el que fuerzas militares secuestraron a todo el Gobierno y a todo el Poder Legislativo”. ,” agregan.

En la misma línea aluden a “la amnistía por delitos fiscales”, que “ha sido utilizada profusamente en nuestra democracia por todos los gobiernos excepto el actual, incluidos los del PP, siendo los más importantes los de los años 1984, 1991 y 2012”.

“PURA DEMAGOGIA”

En este contexto, exigen “que cesen los intentos desestabilizadores y los ataques al normal funcionamiento de las instituciones constitucionales, permitiendo, respectivamente, que los procesos parlamentarios y los procesos de control constitucional por parte del Tribunal Constitucional decidan sin presiones ni injerencias en la aprobación de las leyes”. y el examen de su constitucionalidad, en su caso”.

En línea, denuncian que “se intenta generar artificialmente un problema jurídico por parte de quienes violan la Constitución cada vez que les interesa sus objetivos políticos, incumpliendo el desarrollo de los derechos sociales, incumpliendo los derechos fundamentales de las personas”. , e instrumentalizando las instituciones de manera partidista, como es el caso del bloqueo de la renovación del Consejo General del Poder Judicial durante 5 años.”

“Un CGPJ que, en lugar de asumir su realidad obsoleta y contraria a la norma, rompe su papel institucional, incumpliendo sistemáticamente sus obligaciones y plazos de presentación de informes preceptivos sobre los proyectos regulatorios, o es incapaz de regular la carga de trabajo del ” El poder judicial toma posiciones políticas ajenas a su función en futuros textos legales y en la situación política como si fuera un partido”, reprochan.

En su opinión, “no puede dejar de calificarse de pura demagogia cuando organizaciones de juristas con meros fines partidistas califican de trampas procesos normativos que aún no han comenzado, o definen apocalípticamente como el principio del fin de la democracia, la aprobación de normas en el parlamento”. y por mayorías cualificadas”.

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