Miles de personas tratan de llegar al Congreso y vuelven a concentrarse ante Ferraz


Ayer tuvieron lugar en Madrid dos manifestaciones contra la amnistía. Una primera de 1.500 personas, según fuentes de la Policía Nacional, cerca de la sede del PSOE, en la calle Ferraz en su cruce con la calle Marqués de Urquijo. El segundo, que la Policía cifra en unas 4.500 personas, salió de ese punto de encuentro e intentó dirigirse al Congreso de los Diputados.

En Ferraz los gritos contra Pedro Sánchez y la amnistía para los procesados ​​por el ‘procés’ no cesaron en ningún momento. Al cierre de esta edición, la protesta se desarrolló sin disturbios, salvo el encendido de algunas bengalas. Es cierto que un grupo de encapuchados estaba tomando posiciones. Los principales cánticos iban dirigidos contra el líder socialista y Carles Puigdemont. Personas de todas las edades llenaron el cruce entre la calle donde se ubica la sede nacional del PSOE y la del Marqués de Urquijo.

Alrededor de las nueve de la noche, algunos grupos de hombres encapuchados y embozados chocaron contra las vallas que delimitaban el cordón policial. Los agentes, escoltados por numerosas furgonetas, sacaron a continuación material antidisturbios, aunque no lo utilizaron, al cierre de esta edición. Al inicio de la manifestación se unieron protestantes pacíficos de todas las edades junto con otros dos grupos que mantuvieron una actitud agresiva contra la Policía desde el inicio de la manifestación. Fueron los principales instigadores de cánticos contra la población musulmana y la Casa Real.

A las ocho de la tarde, la Policía cerró la carrera de San Jerónimo hasta la plaza de Neptuno para impedir que los elementos más violentos y radicales de la protesta en Ferraz llegaran a la plaza de Las Cortes, donde se encuentra la Puerta de los Leones. . Congreso de los Diputados. Los grupos fueron neutralizados por el cordón policial en torno a la Cámara Baja, pero consiguieron llegar a la cercana plaza de Neptuno, donde se concentraron más de un millar de personas, cruzaron la Gran Vía y bajaron por el Paseo del Prado, cortando el tráfico, en una improvisada y orquestada Protesta a través de las redes sociales. Una vez neutralizados, los cabecillas se dieron la vuelta y cruzaron y colapsaron de nuevo la Gran Vía.

A las 20.45 horas los jóvenes marcaron el ritmo de la protesta. Envueltos en banderas españolas, atacaron a Sánchez y Puigdemont, pero también contra la Policía, la inmigración ilegal y todo lo que se les pasó por la cabeza. Lo hicieron, eso sí, en tono festivo, muchos con cervezas en la mano, lo que indicaba que para ellos, además de una manifestación, también era en cierta medida una fiesta. La tensión, sin embargo, iba y venía en una espiral que en ese momento era difícil saber cómo podría terminar. En este tipo de concentraciones los altercados se producen al final, por lo que fuentes policiales, pasadas las nueve de la noche, explicaron que todavía les quedaban horas de trabajo.

El despliegue policial fue muy importante. Se trataba de desplegar una fuerza suficientemente disuasoria para evitar enfrentamientos como los del lunes. Anoche se habían desplegado ocho grupos de Unidades de Intervención Policial (UIP), los antidisturbios, cinco más que el día anterior. En un partido de fútbol de alto riesgo, normalmente se despliegan cinco. El material pirotécnico, siempre un peligro en este tipo de eventos, también apareció en forma de bengalas, al igual que una bandera franquista cuya presencia fue abucheada por muchos con gritos de “esa bandera no nos representa”.

A las 20.50 horas, la protesta había logrado llegar a la Plaza de España gritando “Pedro Sánchez, traidor” e insultos contra el presidente o “Policía, uníos”. Los agentes les esperaban de nuevo en Ferraz. Nadie controló el tráfico durante todo este trayecto. Había gente con pasamontañas, arengando a los que guardaban silencio: “Ruido, ruido”.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *