La movilización frente a Ferraz volvió a ser numerosa – 7.000 personas, casi el doble que el lunes – pero acabó monopolizada por un grupo de radicales que provocaron las cargas de la Policía Nacional.
Mientras la investidura no ha llegado, el ambiente en la calle sigue calentándose. Miles de personas volvieron a protagonizar ayer manifestaciones contra la amnistía frente a las sedes del PSOE en toda España, con especial énfasis en Madrid. La movilización frente a Ferraz volvió a ser numerosa -7.000 personas según la delegación del Gobierno, casi el doble que el lunes- pero acabó acaparada por un grupo de radicales que provocaron las cargas de la Policía Nacional, esta vez repeliendo el lanzamiento de vallas. . y otros objetos que recibieron alrededor de las diez de la noche. En paralelo, las protestas escalaron un grado con una segunda ola de personas que comenzaron a desplazarse por el centro de Madrid cortando la Gran Vía, el Paseo del Prado y llegando cerca del Congreso.
El ánimo de las manifestaciones ha evolucionado notablemente desde las primeras concentraciones ante la sede del PSOE el pasado viernes. Ya entonces, además de los socialistas, hubo gritos pidiendo a la Policía Nacional que se sumara a las protestas. Estas proclamas se repitieron ayer con más intensidad: Policía, salgan, esos lecheros, vayan a la frontera. Y culminaron con el ataque directo y el lanzamiento de objetos a los policías antidisturbios por parte de radicales, que incluso se enfrentaron a los propios manifestantes que intentaban neutralizarlos sin éxito.
Las movilizaciones fueron canalizadas en los primeros días por el colectivo juvenil RevueltaCerca de voz pero sin vinculación oficial con el partido, pero ya este martes otros grupos, de estética abiertamente ultra, coparon la primera fila de la marcha frente a Ferraz, desplazando a los manifestantes pacíficos que les reprochaban una actitud que acabó provocando las acusaciones y el posterior campo de batalla por el centro de Madrid. Asimismo, la presencia política en la marcha fue mucho menor. Mientras que el lunes acudieron a la concentración tanto el líder de Vox Santiago Abascal como el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García GallardoAyer la representación institucional no estuvo visible en las primeras filas, que se llenaron desde primera hora.
El Partido Popular, más allá de las críticas a la actuación policial de la noche del lunes, no ha querido vincularse de ningún modo con las manifestaciones ante la sede del PSOE en Ferraz y convoca las suyas el próximo domingo al mediodía en todas las capitales de provincia. El presidente del PP, Alberto Núñez Feijó, asistirá al acto celebrado en la Puerta del Sol de Madrid. Además, el partido también apoyará la manifestación convocada por la sociedad civil en Cibeles el próximo 18 de noviembre.
El malestar social es responsabilidad de Pedro Sánchez, pero las protestas deben basarse en el respeto y la ejemplaridad que siempre faltaron al PSOE y sus socios, escribió Alberto Nez Feijo en X -antes Twitter. No somos como ellos. Ni como la minoría que actúa igual, afirmó el líder del PP, que llamó a los críticos de la amnistía a sumarse a las manifestaciones promovidas por su partido: Nos vemos el domingo 12 a las 12 en las plazas de toda España.
El Gobierno, por su parte, defendió este lunes la actuación policial alegando que los agentes actuaron con criterio operativo y con proporcionalidad, al tiempo que culpa a PP y Vox de alentar estas movilizaciones callejeras contra el pacto de amnistía, que no termina. por realizarse. No es un ataque al PSOE. No es un ataque a Pedro Sánchez. Es un ataque a la democracia, publicó la cuenta oficial del partido en las redes sociales. No esperamos nada de quienes, por acción u omisión, apoyan el asedio a las viviendas de los socialistas. Su silencio los retrata. El avance social y la convivencia lo valen. No doblegarán al PSOE, escribió el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, minutos después de las cargas policiales.
En cualquier caso, y tras las críticas por la actuación policial del lunes, Interior ordenó ayer un despliegue policial de casi 320 antidisturbios -ocho grupos, frente a los tres que actuaron el lunes-, lo que incrementó significativamente el perímetro de protección en torno a Ferraz. y mantuvieron la fila frente a algunos grupos que intentaron derribar la barrera policial. Al mismo tiempo, otros agentes intentaron controlar la marcha que avanzaba por la Gran Vía hacia las afueras del Congreso, cortando el tráfico. No hubo cargas en estos movimientos, y los agentes caminaron delante de los manifestantes para evitar mayores perturbaciones en el tráfico por una marea que avanzó por el centro de Madrid durante más de una hora.
La indignación tras las cargas y el lanzamiento de gas para disolver la manifestación del lunes había trasladado los disturbios de la calle a la arena política durante el día. Vox anunció acciones legales contra la ministra Fernando Grande-Marlaska y el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín Aguirre. Estamos del lado de la legalidad, defendió Santiago Abascal en una comparecencia ante los medios de comunicación en la que afirmó que acabaremos sabiendo quién dio las órdenes ilegales, en qué momento se dieron y por qué sin previo aviso y cuando no hubo violencia involucrada. Actuaron de la forma más contundente, en la que sólo actúan ante manifestaciones muy violentas. El Partido Popular, por su parte, reprochó al Ministerio del Interior haber ordenado el lunes cargos contra los manifestantes como si fueran CDR. Parece que los CDR son gente de paz y los jubilados son terroristas peligrosos, añadió en esta línea el presidente de la Comunidad de Madrid. Isabel Díaz Ayuso.
Ayer la Policía Nacional pareció contemporizar más, lo que en esta ocasión le valió críticas de la izquierda de Podemos. Genial, Marlaska, escribió irónicamente el exvicepresidente. Pablo Iglesias, acompañando su mensaje con un vídeo de la marcha por la Gran Vía, permitida por los agentes. ¿Has visto alguna vez a la policía encabezando una manifestación? Pues ya lo has visto, termina. Pablo Echenique.