El presidente de la Generalitat, Sr. Carlos Mazón, levantó la cabeza tan sorprendido que sus gafas de primer plano casi se caen. Miró el atril del hemiciclo de las Cortes Valencianas donde la portavoz del PSPV, Sra. Rebeca Torrolo acusó de machista e irrespetuoso en la última sesión de control
Mazón intentó procesar en milisegundos lo que él le había dicho hacía quince días. Sin darle tiempo, la portavoz socialista continuó con su discurso, “eres machista porque me has guiñado un ojo”. Mazón volvió la cabeza hacia su ministro de Educación, José Antonio Rovira, para comprobar si había entendido bien. El gesto del Ministro de encogerse de hombros le hizo ver que así era.
Mazón ya no recordaba si había guiñado un ojo durante su discurso o si tenía un tic nervioso y no se había dado cuenta, pero lo que probablemente pensó fue “quince días y me echará la culpa si le guiño un ojo”. Esto es rencor y no el Conde de Montecristo. Menos más que no le conté lo que le gritó Joan Baldoví al portavoz de Vox en el otro pleno, ya que en ese caso me habrían enviado a la Checa del Grao.
Casi sin tiempo para asimilar el regaño del portavoz socialista, la ministra de Hacienda, Ruth Merino, muestra a Mazón un tuit del portavoz adjunto socialista, Arcadi España, criticando la reducción de doscientos millones del presupuesto de la Generalitat contra el calentamiento global. Mazón piensa «El calentamiento global son listas de espera en la atención sanitaria. que el tripartito de izquierdas nos ha dejado como herencia, digo que habrá que dedicar el dinero a lo importante.
Mazón volvió a dirigir su atención al documento que tenía entre manos, pero al recordar las palabras del analista ruso Georgy Arbatov se dio cuenta de que podría estar contra las cuerdas en estos momentos. Después de la disolución de la Unión Soviética, Arbatov dijo a los estadounidenses: “Acabamos de hacerles algo mucho peor que cuando los amenazamos con nuestros misiles nucleares: los hemos dejado sin enemigo”.
Y es muy posible que para Mazón sea así, ya que la oposición de izquierdas valenciana no existe. El anterior presidente socialista, Ximo Puig, para tener más tranquilidad en el Gobierno, preparó unas listas electorales que mi abuela habría calificado de “huits i nous i cartes que no lliguen” (ochos, nueves y cartas de poco valor que no no forma nada). Puig no se esperaba el desastre electoral que le llevó a él y a su grupo a la oposición. Ahora sólo anhela un ministerio. De Compromís sólo se conocen sus problemas internos y su determinación de reducir su jornada laboral.
El alemán Carl Schmidt decía que no se puede vivir sin un enemigo contra el cual unir tus tropas para luchar. Esa falta de enemigos te hace relajarte y puedes terminar buscando enemigos entre los tuyos. Hay quienes afirman que la decadencia de Roma comenzó cuando derrotó y destruyó definitivamente a Cartago. Más bien creo que este declive surgió por otras razones de las que Europa debería aprender en lugar de seguir los pasos que condujeron a su fin.
En cualquier caso, a falta de un enemigo local fuerte, Mazón tendrá que encontrarlo más allá de las fronteras de la Comunidad, más aún en los que se prevén años difíciles. Sin embargo, Pedro Sánchez probablemente le vaya a poner fácil encontrar ese enemigo, dados sus pactos con los golpistas catalanes y el previsible maltrato que nos espera a quienes vivimos en la Comunidad Valenciana.
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