Cinco minutos tardó en moverse el marcador, el tiempo que tardaron los de Ancelotti en desactivar esa diferencia de cinco puntos con la que entraron al campo respecto al Girona de Míchel. El gol dio tranquilidad al conjunto blanco en un partido donde se vio la mejor versión de la pareja Vinícius – Rodrygo. Los brasileños causaron muchos problemas a la defensa valenciana y encarrilaron el partido marcando un doblete cada uno.
El Valencia tuvo dos ocasiones clarísimas para empatar el partido, pero Hugo Duro se topó con un Lunin muy inspirado. El atacante del Valencia recordará durante mucho tiempo los dos balones que tuvo contra el portero ucraniano. Aún tuvo una tercera ocasión muy clara, pero no acertó con el cabezazo. El equipo de Baraja perdonó tanto que acabó pagándolo.
El segundo gol tardó en llegar y lo firmó Vinícius. Rodrygo centró tenso desde la derecha, pero muy raso. Vini aprovechó su repertorio para lanzarse en plancha y rematar con el pecho, con el escudo que suele exhibir en sus festejos. Un recurso de crack para castigar a un Valencia que no merecía tanto castigo en el descanso.
Las cosas sólo empeoraron en la segunda parte para el Valencia. Cualquier indicio de remontada se desvaneció en apenas cinco minutos. En el minuto 49 Vinícius disparó desde la frontal del área para poner el 3-0 y, sin tiempo para digerir el gol, Mamardashvili regaló el cuarto gol a Rodrygo. En un instante, el Real Madrid aseguró la victoria y sentenció al equipo de Rubén Baraja.
Quedaba el resto de la segunda mitad, donde el Real Madrid seguía buscando el quinto gol, gol que no llegó hasta los minutos finales. Rodrygo recibió un pase en el área, rompió a Paulista y remató cruzado y de forma inapelable ante Mamardashvili. Con todo ya decidido, Hugo Duro se redimió cazando un buen disparo que tocó en Lunin. Demasiado tarde tanto para él como para el Valencia.
El Real Madrid llega al parón de selecciones con buenas sensaciones y manteniendo la distancia -2 puntos- con un Girona que no cede el liderato. La batalla está servida.