El candidato leyó, con la cabeza apoyada en sus páginas, la respuesta a Nogueras. Todo medido para minimizar el peligro de descarrilar su investidura
La amnistía para los implicados en el proceso monopoliza el debate político. Todo gira en torno al perdón, también la investidura de pedro sánchez. Pero el candidato socialista y su equipo saben que esta polémica, importante y que está visibilizando fracturas y divisiones en la sociedad, no será lo que determine su futuro a medio o largo plazo. Ahora lo es, pero saben que al final la economía es el martillo que dicta la sentencia. Por eso, desde La Moncloa suenan para quitar la amnistía como una posible nube o agujero en el bolsillo. En un futuro marco de incertidumbre, el líder del PSOE presenta la medida de gracia como un elemento de estabilidad económica, ante las críticas de empresas y empresarios y ante los reproches de que sus consecuencias -sociales, económicas…- tener consecuencias. .
Por mucho que se envuelvan en la bandera de todos, sabemos que a la derecha reaccionaria le importa muy poco la amnistía. A las potencias económicas que los patrocinan no les preocupa. De hecho, saben que será bueno para la economía del país, afirmó el presidente del Gobierno en funciones durante su intervención en el Congreso.
Una alusión que no es casual ni inocente. Sánchez presenta la amnistía como una punta de lanza para la convivencia, e incluso, en un paso más, la vende, junto con los indultos, como una forma de garantizar la unidad. Una reflexión que no gustó a Junts provocó malestar en la formación de Puigdemont y provocó una reunión de emergencia en el Congreso entre su portavoz, Miriam Noguerasy Santos Cerdán, el negociador socialista. Nada grave, dijeron las fuentes consultadas por este diario. Por supuesto, Sánchez leyó, con la cabeza apoyada en su página, la respuesta a Nogueras. También su réplica. Todo medido, programado. Sin riesgos, minimiza el peligro de poner una nueva piedra que pueda descarrilar su investidura.
Pero, ahora, el líder del PSOE también recurre a defender el beneficio económico de la amnistía. Se trata de mitigar el desgaste que supone ese perdón y transmitir el mensaje de que esta decisión política no tendrá consecuencias en el bienestar de los ciudadanos. Este es el mensaje que quiere lanzar Sánchez: que su decisión, polémica y contestada, no afectará al futuro económico ni a medidas como la nueva subida del salario mínimo, la revalorización de las pensiones, la bajada del IVA de los alimentos hasta junio; o transporte público gratuito para todos los menores y jóvenes y desempleados, a partir del 1 de enero.
Ninguna medida que dé estabilidad a un país es mala para su economía, afirma el equipo de Sánchez. Y la amnistía es una medida que proporciona estabilidad. Continúa recorriendo un camino de reencuentro en Cataluña que este Gobierno ha marcado. Los indultos no generaron inestabilidad económica, ni la amnistía tampoco.
Los socialistas buscan aislar la amnistía en una burbuja. Es una medida que se han visto obligados a tomar porque es la única manera de tener Gobierno, como reconoció Sánchez en el último Comité Federal del PSOE, pero que quieren neutralizar y superar con una potente agenda social. De ahí que Sánchez haya explicado medidas como reforzar el Ingreso Mínimo Vital; el aumento del bono de alquiler; ayudas a propietarios para reformar y modernizar viviendas; ampliación de auxiliares de comedor; ampliar el portafolio de servicios públicos para incluir tratamientos bucales y oftalmológicos para nuestros jóvenes…
Tenemos una de las inflaciones más bajas de Europa, la energía más barata, niveles récord de inversión extranjera que demuestran la confianza de los inversores en las posibilidades y capacidades de nuestro país, y los mejores datos de empleo de nuestra historia, con dos millones de personas ocupadas más que cuando gobernaba el PP. Y todo, con paz social, presumió Sánchez.
No se conoce ni un solo informe o estudio de ningún actor financiero que haya escrito sobre la relación entre amnistía y economía. Sólo su introducción en el debate político sin ningún fundamento económico, utilizan las fuentes socialistas.
En el complejo presidencial, pasadas las 21.30, cuando concluyó la sesión, había satisfacción: Hemos cumplido con las expectativas, presentado un programa de gobierno concreto, con políticas poderosas frente a la nada y los retrocesos. y sobre feijo, la estrategia para desacreditar su liderazgo: lo hemos desenmascarado. Cuanto menos discusión, más tensión. Así lo describieron: El rostro de frustración por su incapacidad de llegar a la Presidencia.
En las federaciones socialistas se había mostrado satisfecho con la actuación de Sánchez. Incluso presumieron que había desquiciado a Feijó en su réplica. Pero también es un golpe de realidad: incluso si Pedro sale bien librado o gana el debate, no cambia nada fundamental en el clima social y político. Al día siguiente de la toma de posesión, las cosas en la calle seguirán igual, en alusión a la tensión y las protestas por la amnistía.