Tras una serie de agresiones producidas en la calle Marqués de Urquijo, el periodista de EL MUNDO y EL ESPAOL Se desplazaron por la zona acompañados de otros dos compañeros para cubrir los disturbios. tras el lanzamiento de petardos y cargas policiales.
Una vez Las protestas se trasladaron a la vecina calle Juan Álvarez de MendizbalLos informantes se encontraron en medio de dos cargas policiales ocurridas luego de que algunas personas arrojaran botes de basura al suelo, tratando de construir barricadas. Ambos En ese momento, los periodistas detenidos grababan cómo los radicales quemaban varios contenedores delante de ellos. También presenciaron cómo algunos vecinos les arrojaban agua desde sus ventanas. para evitarlo, y los insultos que les dirigieron los ultras desde la calle.
Como atestiguan los chats internos de ambos periódicos, Los reporteros enviaban actualizaciones e información sobre lo que veían en Ferraz a sus respectivos medios.. También durante los momentos en los que, según la Policía, supuestamente estaban lanzando objetos a los antidisturbios. eliminar
Ambos periodistas Estuvieron acompañados en todo momento por otros dos reporteros del diario de Pedro J. Ramírez.. Ambos comprobaron que los detenidos por la Policía Nacional sólo se limitaron a ejercer su trabajo como periodistas, sin observar jamás actitud violenta alguna.
Una escena alrededor de las 23:00 horas fue la última que los periodistas pudieron registrar y presenciar.. Momentos después, los dos reporteros detenidos arrastrados por la masa Vieron la salida para refugiarse de la carga en el portal de una vivienda, invitado por uno de sus vecinos. Al mismo tiempo, Ambos informaron a sus compañeros que estaban allí, refugiándose de los cargos..
Los periodistas observaron en compañía del hombre que les había permitido el ingreso al portal (junto a un ciudadano de rasgos asiáticos y un manifestante que también fue detenido) cómo cargos y arrestos suceden en medio de la calle.
Minutos después, un individuo con el rostro cubierto por una braga comenzó a golpear fuerte la puerta y exigir a sus residentes que la abrieran. Entonces, la vecina que había invitado a los periodistas a refugiarse preguntó a la persona que estaba afuera quién era y, tras dudar un rato, afirmó ser policía sin mostrar ningún tipo de identificación. El vecino del edificio optó por no abrirlo y se dirigió a su casa.
Los periodistas esperaron en el rellano junto a los ascensores a que cesaran los disturbios. Sin embargo, mientras los periodistas esperaban, el hombre que había llamado a la puerta, acompañado de otras personas, accedió a las zonas comunes del edificio identificándose como policías.
Una entrada que fue respondida por los periodistas con su carné de prensa y DNI en mano, informando a los agentes de que eran reporteros y que se encontraban en el ejercicio de su profesión. Sin embargo, la policía, concretamente la que habían visto llamando a la puerta afuera, de manera violenta y nada tranquila les gritó que estaban detenidos y que “ya sabían lo que habían hecho”.
Además de mostrar su documentación y carnet de prensa, los periodistas explicaron a los agentes (sin éxito) que llevaban en sus mochilas equipos de protección individual que también les identificaban como prensa o con pegatinas acreditativas de la sesión de investidura en el Congreso de los Diputados.
Tras ser esposados, fueron conducidos a la comisaría de Leganitos y, de allí, posteriormente a la Brigada de Información de Moratalaz. Allí les informaron que estaban siendo investigados por la comisión de un delito de desorden público porque el periodista, presuntamente, “ha arrojado lo que parecía ser una botella”. Un hecho que consta según lo observado por los agentes que llevaron a cabo su detención. Tras pasar la noche en la Comisaría de Moratalaz, ambos periodistas fueron liberados a las 6 de la mañana.
Ambos diarios consideran la denuncia y detención de sus reporteros como un atentado y una total violación a la libertad de prensa.