Alberto Garzón anuncia en un carta a la militancia que deja la dirección Izquierda Unida



Alberto Garzón da un paso hacia un lado y abandona la primera línea de la política. La exministra de Consumo anunció este viernes en una carta a la militancia que abandonar el política institucional al renunciar como coordinador federal de Izquierda Unida puesto que alcanzó en 2016.

Gazón decidió hace unos meses no estar en las listas para las próximas elecciones generales del 23 de julio.

Carta de Garzón a la militancia

Querido colega,

Hace unos meses anuncié públicamente que no volvería a ser diputado en el Congreso, después de 12 años representando allí a Izquierda Unida y Unidas Podemos. Manifesté que continuaba, sin embargo, con mis funciones como ministro y como coordinador de IU. Teníamos por delante unas elecciones generales difíciles y era mi responsabilidad seguir dedicando mis energías a lograr el mejor resultado posible para Sumar y a formar una vez más un gobierno de coalición progresista.

A pesar de las dificultades, finalmente lo hemos conseguido. Disipamos la amenaza de un gobierno reaccionario la noche de las elecciones, pero lo que quedó fue una negociación complicada que, afortunadamente, terminó bien. Ahora la política española pasa a una nueva fase, con un nuevo gobierno y muchos retos que afrontar.

Con este cambio de fase quiero completar el ‘paso al costado’ que anuncié en junio. Esto significa que no sólo entregaré el testigo dentro del Consejo de Ministros, sino que también cesaré en mi responsabilidad como coordinador de Izquierda Unida. Esta es una decisión muy reflexiva y fue parte de la hoja de ruta que personalmente asumí hace mucho tiempo. He esperado este momento para sincronizar mi decisión final con el cambio de fase política.

Quiero expresar una vez más mi más absoluto agradecimiento a todas las personas que me han acompañado a lo largo de todos estos años. No puedo nombrarlos a todos, porque son demasiados, pero seguro que sabes que no habría podido afrontar mis tareas sin tu amparo y cariño. También son muchas las experiencias que he vivido durante este tiempo, y espero haber contribuido al menos modestamente a mejorar la vida de las familias trabajadoras de nuestro país.

Ha sido un gran honor poder representar una organización como IU, que me ha dado la oportunidad de conocer gente maravillosa. Cuando me uní a los 18 años lo hice con la convicción de que teníamos que sumar manos y mentes a la tarea de transformar nuestras sociedades. Aunque en mi corazón ya latía la ira por las injusticias cometidas en todas partes del mundo, la decisión concreta de unirme a IU fue motivada por el ejemplo de quienes luchaban, asumiendo un gran coste personal, contra una burbuja inmobiliaria que al principio del siglo Pisoteó la vida y la naturaleza de la costa malagueña. Pronto comencé a ver muchos otros ejemplos similares por toda España. Esas luchas rojo-verde alimentan mi espíritu militante incluso hoy.

Para ser honesto, nunca hubiera imaginado que llegaría el día en que me haría cargo de la coordinación general. Una responsabilidad que habían asumido antes que yo otras personas que fueron un referente para mí en mayúsculas, como mi colega, y luego amigo, Julio Anguita. Ser coordinador llegó rápido y, antes, ya había asumido la responsabilidad de presentarme a unas elecciones generales que muchos hubieran querido que fueran las últimas para IU. Creo que cada uno de nosotros aún vibra al recordar cómo abordamos aquellos días decisivos de finales de 2015. Desde entonces hemos pasado juntos por momentos muy difíciles y tuvimos que asumir tareas que parecían imposibles. Admito que he visto muchas veces el abismo durante todos estos largos e intensos años, como os ha sucedido a la mayoría de vosotros. Sin embargo, en cada uno de esos momentos hemos podido recuperar y construir algo útil y hermoso al mismo tiempo.

Soy consciente de que he sido consecuencia de esos momentos convulsos de la política nacional. Sin duda, sin las movilizaciones del 15-M y sin la ruptura del sistema de partidos tradicional en 2014, las cosas habrían sido muy diferentes. Esos acontecimientos pusieron a IU en un aprieto inmenso, porque nuestra fuerza política encarnaba en gran medida los valores y principios que querían abrirse camino en nuestra sociedad, especialmente en las generaciones más jóvenes, pero no fuimos nosotros como fuerza política quienes hicimos estos nuevos ganancias electorales. aspiraciones.

Reflexionando sobre este hecho, en ocasiones he recurrido a una metáfora que Otto Neurath diseñó para explicar cómo funciona la ciencia, y que extrapolo a nuestro propio campo. Rápidamente entenderás por qué, ya que Neurath dijo lo siguiente:

Imaginemos que somos como marineros que en alta mar tienen que cambiar la forma de su barco para afrontar la destrucción de la tormenta. Para transformar la quilla de tu barco tendrás que utilizar madera flotante o quizás tablas de la estructura antigua. Sin embargo, no podrán llevar el barco a puerto para reconstruirlo de nuevo. Y mientras trabajan tendrán que permanecer sobre la antigua estructura del barco y luchar contra la tormenta, las olas desbocadas y los vientos desatados.

Durante años, toda la militancia de IU ha sido esa tripulación de marineros. Nuestro barco ha tenido que ser reparado en alta mar, con menos recursos y más dificultades que otros buques que, además, siempre nos parecieron mucho más atractivos y potentes. No nos ha faltado experiencia ni voluntad, pero la situación siempre ha sido extremadamente complicada.

Y, sin embargo, gracias a nuestros esfuerzos colectivos, la situación actual está lejos de ser la que era hace diez años. Nuestro barco está prácticamente reparado y sigue navegando con tranquilidad siguiendo la brújula que apunta al socialismo. IU hoy no sólo está consolidada, sino que es una fuerza con un capital político esencial para el futuro de este país. La seriedad, experiencia y responsabilidad de IU es una garantía para nuestra sociedad, pero también es una herramienta fundamental para armar nuestro complejísimo ecosistema de fuerzas de izquierda. Esperemos que todas estas fuerzas no olviden la importancia de una unidad bien construida en el futuro. Y, si es posible, tejida sobre la fraternidad y no sobre la simple y brutal correlación de fuerzas.

Serán, por supuesto, los miembros de IU quienes tendrán que evaluar mi gestión al frente de la organización durante estos siete años. Sólo añadiré que personalmente estoy muy orgulloso del trabajo realizado, que se ha inspirado en los valores republicanos del diálogo, la fraternidad y la democracia radical. He tratado de asegurar que los conflictos, inherentes a la política, pudieran abordarse a través del diálogo y que, especialmente cuando las diferencias eran grandes, el proyecto político nunca se viera amenazado. IU había experimentado demasiadas disputas fratricidas en su historia, y uno de mis objetivos siempre ha sido preservar la paz interna sobre la base del respeto mutuo. Espero que incluso aquellos que nunca han votado a favor de mis posiciones políticas puedan al menos compartir este punto. Sin embargo, no puedo evitar reconocer que sé que he cometido errores. Algunas de ellas ya las conozco, pues he tenido tiempo de meditarlas, pero otras probablemente las iré descubriendo con el paso del tiempo. Sólo espero que sean muchos más éxitos y que el balance final permita a la militancia reconocer un aporte positivo de mi paso por la coordinación.

Quiero terminar señalando que mi contribución personal a todo esto no ha estado exenta de costes, y esto también ha influido decisivamente en mi decisión. La militancia es muy sacrificada y la primera línea de la política no es más que su versión exponencial. Durante todos estos años he visto lo mejor y lo peor de la política, y ambas cosas han pasado por mí sin descanso. He pasado demasiado tiempo tratando con personas que no se preocupan por sus semejantes y para quienes la política es sólo una forma de aplastar a quienes piensan diferente. Ésa no es mi concepción de la política. Por eso creo que uno de nuestros desafíos de futuro será construir espacios que integren las enseñanzas feministas de manera integral, es decir, asumiendo el papel central que tienen los cuidados en la reproducción de la vida en todas sus dimensiones.

En lo personal estoy muy feliz de dar este paso y poder dedicar más tiempo al cuidado de mi familia y mis hijas. Como dije hace unos meses, ellos han sufrido más que nadie mis inquietudes y tristezas, mis continuas ausencias y mi irritabilidad estacional. Ahora quiero recuperar tiempo y energía para poder dedicarme a muchas otras actividades que siempre me han dado más placer y que llevan demasiados años en pausa. Como no puede ser de otra manera, seguiré haciendo política, que para mí es el noble arte de transformar la sociedad, desde la humilde y necesaria trinchera que ofrece la militancia de base de una organización como la nuestra. Intentaré, con todas las herramientas que pueda, seguir contribuyendo a la construcción de una sociedad ecosocialista; el único freno viable y democrático al avance de la barbarie y la destrucción ambiental.

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