Máximo Román Godás, un ourensano que fue feliz en Gijón durante 47 años



Máximo Román Godás de VerínEl que fuera presidente de la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Gijón, falleció ayer en el Hospital Universitario Central de Asturias a los 89 años.

Como escribió ayer Octavio Villa en el diario El Comercio -elcomercio.es-, Máximo Román Godás fue magistrado y presidente de la sección séptima de la Audiencia Provincial desde su creación, a finales de 1999. Su trayectoria profesional incluye 28 años de ejercicio en distintos juzgados de Gijón y otros diez de Lugo. Sin renunciar a sus raíces gallegas -desde su jubilación en 2005 pasó largas temporadas en Ourense-, se sintió gijonés más y actuó como tal. Nació en Ourense (Verín, mayo de 1934), casada con la burgalesa Visi Ibáñez, maestra de profesión y corazón de familia que se extendía a sus numerosos amigos, los dos formaron una familia de cinco hijos (Mercedes, Román -profesor del colegio Franciscanas-, María, Rafael y Martha) a quienes transmitieron su profunda ética cristiana.

Octavio Villa relata que Román Godás era hijo y nieto de fotógrafos y estudió Derecho entre Santiago de Compostela y Salamanca.. Su primer destino fue Galicia, en la provincia de Lugo. Pasó por Sarriá, Becerreá y Quiroga y la propia capital lucense, como juez regional. Tras esto fue destinado a Gijón como juez municipal. Fue hace 47 años cuando llegó “para quedarse dos meses”. Y así fue durante toda su vida. Su quinta hija, Marta, nació en Gijón, pero los cinco, como Visi y él mismo, se sienten muy gijoneses. La mayor, Mercedes, es la jefa del Servicio de Educación del Ayuntamiento de Gijón.

En su actuación en Gijón como titular de la Sección Séptima de la Audiencia Provincial, que conocía de asuntos civiles y penales, se encontró con una gran saturación de trabajo, exigiendo para la ciudad tras su jubilación la creación de un juzgado de lo mercantil que fuera conseguido gracias a vuestro esfuerzo.

En 2005, al jubilarse, declaró que intentaría “eliminar la angustia de perder el tiempo. Cuando estás activo tienes ese sentimiento y no dejas de hacer cosas, será un cambio radical”, dijo a El Comercio. Lo fue en términos de su trabajo, sin duda, pero no en términos de su dedicación. Don Román, en palabras de su hijo mayor, del mismo nombre y profesor en Ourense, “fue un gallego que fue feliz en Gijón donde vivió 47 años, donde crió a cinco hijos y trató de hacer su trabajo con honestidad. Le encantaba ver el mar, sobre todo en los últimos meses de su vida, y disfrutaba de los paseos por la muralla aunque estuviera en silla de ruedas. Los Godás somos pocos, pero fáciles de conocer: tímidos, de poca mecha y con un corazón enorme. A veces nuestra timidez puede confundirse con soberbia porque tardamos en sonreír, pero la lealtad y la honestidad siempre brillan… Ahora hay un Godás menos en la tierra, pero uno más en las estrellas. Gracias por tu vida, papá…”

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