Los empleados rápidamente pusieron al teléfono al “jefe”, Javier, para resolver algunas dudas, mientras el bullicio continuaba en este emblemático restaurante de Lobios. Una fortuna como esta, cuando no te sonríe, rara vez detiene el tiempo..
Nadie tiene idea de quién podría ser la persona que recibió este “pellizco”. El ticket era diario, no semanal, por lo que aseguran que “podría ser cualquierade lo contrario sabríamos que es un vecino seguro”.
Por el lusitano pasa gente de todas partes, muchos del otro lado de la frontera. Aunque recuerda perfectamente aquel día que pasó por allí un grupo de 8 peregrinos cacereños, “Compraron Bonoloto por un día y aun así se lo llevaron”.
Sea quien sea el afortunado, el lusitano sigue con su rutina diaria, y Javier se queda con la satisfacción de que “hemos contagiado un poquito de alegría a dos de nuestros clientes”.