Premio al compromiso real con el medio rural



Estudiaron Educación Social y hoy pueden decir que se dedican a ello en cuerpo y alma. Se llaman Tania Sánchez, Paula Carrera y Araceli Macías y son las fundadoras de “Outonía”, una empresa cooperativa que persigue incansablemente revitalización del territorio y especialmente rural. Y han hecho tan bien su trabajo que Axencia Galega de Desenvolvemento Rural, Agader, les ha otorgado recientemente un segundo puesto en la categoría de proyectos impulsados ​​por mujeres en el XIV Premios ao Desenvolvemento Rural, cuya entrega se celebró el pasado 15 de noviembre en el Convento de la Iglesia de Bonaval, Santiago de Compostela.

Tan solo un día después, el 16 de noviembre, la cooperativa volvió a ser galardonada, esta vez con un primer premio en la categoría Juana Heroica 2023, que otorga la Escuela de Emprendimiento Juana Millán, que apoya y promueve la capacidad de plasmar una idea en forma de una empresa viable. Tal vez sea por su origen – Tania es de Viana do Bolo y vive en Raigada (Manzaneda), Araceli es de Hasta Veiga y vive en Xares y Paula vive en Vieros (Quiroga, Lugo) – o quizás sea por su compromiso con el medio rural, adquirido cuando fundaron “Outonía”, lo cierto es que la categoría en la que han sido premiadas, hace Mención especial a proyectos que se desarrollan en contextos de despoblación.

Presencia

Por un tiempo, “Outonía” está detrás de innumerables talleres y propuestas socioeducativas que elabora la cooperativa para trabajar tanto con la administración pública como con entidades privadas que también soliciten sus servicios. Un trabajo que se mueve en cuatro ejes principales, rural, educación ambiental, desarrollo comunitario y educación emocional, que se traducen en cuentacuentos, actividades de educación ambiental, acompañamiento de roteiros ambientales, talleres de arte y naturaleza, pero también investigaciones sociales, programas de recolección de memoria, etc.

Luego de terminar su entrenamiento, la decisión de los tres fue regresar a casa y intentar trabajar por cuenta propia. Juntos construyeron un proyecto en el que creían y que han hecho grande, a partir de la incertidumbre inicial del éxito, que finalmente ha llegado en muy poco tiempo. Esas jóvenes se empoderaron y lograron avanzar rompiendo los estereotipos sobre las mujeres rurales.

Octubre llegó con los talleres para crear un mapa de la memoria del agua con mujeres de zonas rurales O Barco, A Rúa, Petín y Vilamartín. Noviembre, con una propuesta de estimulación cognitiva.

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