Milei será presidente de Argentina a partir del 10 de diciembre al haber obtenido el 55,95 por ciento de los votos frente al 44 por ciento que obtuvo Massa, quien antes de publicarse los resultados de las elecciones llamó al libertario para “felicitarlo y desearle suerte, porque “Es el presidente que la mayoría de los argentinos eligió para los próximos cuatro años”.
“Lo más importante para dejarlo en manos de los argentinos es el mensaje de convivenciael diálogo y la paz ante tanta violencia y descalificación, es el mejor camino que podemos tomar”, afirmó. “Había dos caminos, optamos por el sistema de seguridad en manos del Estado, defendimos el camino de defender la educación y la salud pública como valores centrales, a nuestras Pymes, que es la mejor manera de construir prosperidad, movilización social ascendente y progreso para nuestra nación”, expresó.
El candidato oficialista, en su discurso, anunció que “Se acaba una etapa” de su vida política, aunque ha agregado que seguirá “defendiendo los valores del trabajo, la educación pública, la industria nacional, el federalismo, como valores centrales de la Argentina”. “Quiero decirles desde un punto de vista personal que traté de dejar lo mejor de mí en la campaña, lo hice convencida porque amo profundamente a la Argentina”, afirmó.
La participación fue del 76,37 por ciento, cifra superior a la de la primera vuelta de los comicios, celebrada el 22 de octubre. En Argentina el voto es obligatorio, salvo las excepciones previstas por la ley y que en todo caso deberán ser justificadas por el elector. La no asistencia implica multa y, en caso de falta de pago, inhabilitación para realizar trámites ante organismos oficiales durante todo un año.
El presidente saliente, Alberto Fernández, ha señalado que “el pueblo ha expresado su voluntad” acudiendo a las urnas y definiendo “el destino del país para los próximos cuatro años”. “Soy un hombre de democracia y nada valoro más que el veredicto popular. Confío en que mañana podamos empezar a trabajar con Javier Milei para garantizar una transición ordenada”, añadió.
Asimismo, aprovechó para agradecer a Massa su trabajo durante toda la campaña y afirmó que seguirá “trabajando para fortalecer la democracia y las instituciones de la república, en unidad con todos los sectores que conforman el movimiento nacional que siempre va a luchar por un país justo, libre y soberano”.
Por su parte, Patricia Bullrich, quien quedó tercera en la primera vuelta y había dado su apoyo a Milei, Ha aseverado que “ganó el cambio”. “Felicitaciones Milei por tu contundente e histórica victoria. Este domingo ganó el cambio profundo por el que venimos trabajando desde hace años. Somos millones de argentinos dispuestos a defender la libertad y el progreso por el que tanto estamos luchando, que has podido”. representar con ideas claras”.
Abanderado de los llamados libertarios, Milei ha centrado su campaña en señalar a la política tradicional y a su clase dirigente, a la que define como de casta, como los principales responsables de los males de Argentina. Sin embargo, el apoyo de Bullrich -quien lo felicitó “desde el fondo de mi corazón” y afirmó que “una nueva Argentina comienza”- hizo que bajara el tono.
En materia social, Milei no deja lugar a dudas y ya lo ha dejado claro, a veces con más histrionismo del que se supone de un líder político, que si fuera por él reduciría el papel del Estado hasta el punto de justificar votar en contra de una ley que detecta las cardiopatías congénitas en los bebés antes del nacimiento porque supondría más gasto público.
“Soy un liberal libertario, filosóficamente soy un anarquista de mercado”, dijo una vez. Se ha mostrado contrario al aborto, incluso si el embarazo proviene de una violación, pero sí cree que es buena idea crear un mercado para promover la compra y venta de órganos. Defiende la dolarización de la economía y ha cuestionado la cifra oficial de 30.000 desaparecidos durante la última dictadura.
Una de sus últimas polémicas ha sido su defensa durante el debate del domingo de la ex primera ministra británica Margaret Thatcher, por la que siempre ha sentido una gran afinidad y a la que calificó de “gran líder”, lo que ha provocado el rechazo, por ejemplo, de grupos de veteranos de la Guerra de Malvinas.
Por su parte, Massa se enfrenta a la paradoja de ser responsable de las finanzas de un país que atraviesa uno de sus peores momentos económicos y un candidato fuerte que aspira a permanecer en el poder otros cuatro años, apelando nuevamente en un de manera particular a la clase trabajadora, el sector al que tradicionalmente recurre el peronismo para conseguir votos.