El pasado sábado 11 de noviembre, veintinueve miembros de tres generaciones de la familia Gómez-Elegido se reunieron en Orgaz para celebrar la rehabilitación de la ‘Antigua Botica’, que Fue inaugurado por Julián Gómez-Elegido en 1843, y ha estado en funcionamiento durante casi siglo y medio hasta 1984.
Siete descendientes de aquel famoso boticario y científicos de prestigio han continuado hasta nuestros días por esta trayectoria profesional, algunos de ellos en activo y otros ocupando cargos colegiados de representación nacional, como Eduardo Gómez-Elegido, quizás en continuación de la línea representativa abierta por Diego Elegido, alcalde constitucional de Toledo, quien sería miembro de esta familia y coetáneo del primer boticario de Orgaz.
En esto modesto museo familiar Se guardan entre bellos arcos barrocos, estanterías y alacenas, originales frascos con sus productos, antiguos utensilios de farmacia, como pastilleros, elementos para elaborar supositorios, los sellos de sus portas, hermosas cajas de metal como pastilleros y muchos recuerdos personales de sus propietarios. Se muestran antiguos títulos y cenefas de graduación, libros de fórmulas y reproducciones de antiguas farmacopeas, algunas del siglo XVIII.
Nada más entrar, todavía huele a medicina y sigue recibiendo a cualquiera que traspase el umbral de la puerta con la calidez de siempre. De su farmacia surgieron las ‘fórmulas maestras’ que la minuciosidad y habilidad del boticario preparaba con precisión milimétrica, para que luego fueran trasladados a sellos, papeles, jarabes, pastillas o ungüentos en forma de ungüentos, incluso supositorios hechos con manteca de cerdocuáles eran los remedios para la salud más avanzados hace muchas décadas.
Las columnas blancas de sus estantes continúan manteniendo su color cálido y romántico del siglo XIX cuando fueron hechas; las puertas de los armarios quieren recordar cuando sus cajones interiores guardaban la manzanilla amarga recogida en el campo, bicarbonato de sodio de uso diario para remojar los garbanzos y también para aliviar las malas digestiones; el Sal de higo o polvos de ácido salicílico para conservar el tomate casero, o el ácido bórico para lavar los ojos dañados por la falta de higiene o por la paja de las eras, y la ‘piedra azul’ para el cuidado de la boca y así toda una farmacopea natural.
Años después, los nuevos medicamentos fueron acaparando poco a poco esa medicina y llegaron envases con antibióticos, jarabes con vitaminas, vacunas y reconstituyentes, a cuyo proceso también contribuyó la ‘boticaria’, rebautizada como ‘farmacia’.
Próximamente la ‘Antigua Botica Gómez-Elegido’ de Orgaz podrá visitarse de forma gratuita para añadir un aliciente turístico más a los que ya tiene la localidad.